La
amarga noche del 30 de noviembre de 1982, Cobreloa perdía
la final de la Copa Libertadores frente a Peñarol en
el Estadio Nacional. Con la sangre aún hirviendo por
la frustación, el plantel se reunió en una de las habitaciones.
En medio de la conversación Cantatore ingresó en la
pieza y pregunta "¿Cómo están los mounstritos?".
Mario
Soto habló en nombre del grupo. "Vicente, queremos estar
solos. Ya nos juramos que si levantamos cabeza somos
campeones. Lo prometemos el título".
Cuatro
días más tarde, el mismo grupo que había llorado en
Pinto Durán superaba, sin despeinarse, a Regional Atacama
por 3 a 1 en Copiapó, iniciando una marcha implacable
hacia la segunda corona.
La
"U" y Colo Colo eran los líderes, pero la "Naranja Mecánica"
mostró su grandeza y a dos fechas del término del campeonato
ya estaba a 5 puntos de sus perseguidores.
Una
campaña excepcional, si consideramos que Cobreloa debió
ganar primero la liguilla de Copa Libertadores para
volver al torneo continental y jugar 6 partidos en 16
días. Pero para los "mounstritos" no había imposibles.
|