Todos los humanos los tenemos en cuenta cuando nos comunicamos. Se los ha llamado analógicos porque a mayor magnitud de ellos corresponde una mayor magnitud en el significado que les otorgamos, por ejemplo la intensidad de un abrazo nos habla de la intensidad de la relación.
No tienen una significación unívoca sino que dependen de la danza dentro de la cual se dan.
Es muy importante que tengamos en cuenta qué es lo que pasó antes y que es lo que pasa después. Pueden ser interpretados como una respuesta a un mensaje anterior y al mismo tiempo como un disparador para una respuesta posterior.
Los componentes analógicos no son propiedad de los humanos, los compartimos con los animales, es decir que los tenemos en nuestra calidad de mamíferos. Por esto es por lo que podemos comprender a un perro que se nos acerca y deducir con muchas posibilidades de acertar si lo hace en forma amistosa o no, basta mirarle los pelos del lomo o la forma en que trae la cola.
Estos componentes fueron estudiados por Gregory Bateson observando animales.
Ellos nos informan principalmente, aunque no exclusivamente, acerca de las relaciones entre las personas que se comunican.
Se han realizado múltiples clasificaciones de los componentes analógicos, también llamados componentes no verbales, de la comunicación.
He construido la siguiente clasificación:
Componentes no-lingüísticos.
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