Querida
soledad, . . . amiga mía, que
tan fielmente acompañas mi camino, ¡ cuántas
penas y cuántas alegrías hemos
pasado juntas !. . , compartiendo el destino.
Amiga
soledad, . . .
¡ quién lo diría ! que
provoques temor, al que no te conoce o
te conocen mal y, en ti, no ve alegría y
escapa de tu lado perdiéndose tu goce.
Hermana
soledad, . . .
así te siento, te
busco libremente, te extraño si te alejas, jamás
estar contigo lo lamento y
es que tú, soledad . . .
sola, nunca me dejas.
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