Respuesta de Fe y Alegría a la Realidad Peruana.-
En los años 70, Fe y Alegría acompañó a las Familias emigrantes del campo a las barriadas de las grandes ciudades. Es de la organización barrial y del esfuerzo de todos que surge una educación de calidad para esa realidad de pobreza y desarrollo, que son los pueblos jóvenes en la que nace también en nuestro país FE Y ALEGRIA.
En los finales de la década de los 80, en los años en que la crisis económica y social golpeaba duramente al Perú, Fe y Alegría supo dar a su proyecto educativo los elementos de supervivencia, de esperanza, de pacificación que hicieron que su tarea educativa fuera respuesta a la situación real de sus cincuenta mil alumnos a nivel nacional.
Hoy en 1997 esa realidad ha evolucionado y es a la luz de esa nueva realidad que Fe y Alegría busca como siempre, que su educación sea preparación real para la vida de los niños y jóvenes que acuden a nuestros centros. Niños y Jóvenes todos ellos pertenecientes a ese sector social y económico que las encuestas denominan asépticamente Sector "C", que en realidad encierra todas las carencias que una deficiente calidad de vida significan. Porque actualmente todos nuestros alumnos pertenecen a ese 49% de la población peruana que, según los cálculos más optimistas en 1997 se mantiene en la pobreza. Y esto hace que nuestra lectura de la situación nacional esté coloreada, o mejor ensombrecida, por esta nuestra perspectiva.
Después de unos años en que los éxitos inmediatos pudieron engañar a algunos con la efectividad del programa neoliberal y del mercado como palanca para el desarrollo, podemos afirmar que va habiendo conciencia nacional de que el desarrollo es una tarea a largo plazo y que pasa por el camino único de una educación basada en la realidad, constructora de civilidad, transmisora de valores e íntimamente ligada al desarrollo de la producción en todos sus sectores. Esto ha significado una, al menos ideológicamente, búsqueda no solamente de un crecimiento cuantitativo del acceso a la educación, sino de una preocupación cada vez más sentida por la calidad de esa educación que llega a las grandes mayorías.
En la búsqueda de una educación masiva de calidad es que nos hemos encontrado con las grandes carencias de nuestro sistema educativo. Principalmente curriculas únicas e inadecuadas a la diversidad del país, un magisterio desprofesionalizado, empobrecido y abandonado a su suerte en los rincones más distantes del territorio nacional, y una falta de direccionalidad total de todo el sistema que se manifiesta en la concentración de poder en el aparato burocrático que merma la capacidad de gerencia de los directores y profesores de aula.
Es esta realidad la que se constituye en nuevo reto para FE y ALEGRIA. Esta realidad hace que el crecimiento continuo que FE Y ALEGRIA ha mantenido desde su fundación se dirija ahora a nuevos campos tanto geográficos como educacionales. Fe y Alegría después de 30 años de labor en las barriadas de las grandes ciudades tiene un sistema educativo adecuado a esa realidad. Su primer compromiso será hacer que este sistema no sólo crezca en cantidad sino también en calidad. El nuevo reto será el encontrar un sistema que funcione en las escuelas rurales del país. Saber diseñar y llevar a la práctica sistemas educativos adecuados a la realidad pluricultural, a veces bilingüe y siempre marginada de las zonas rurales de la sierra, selva y costa del Perú. Pero para que eso sea posible es necesario en primer termino que Fe y Alegría este presente, como estuvo presente en las barriadas, en los caseríos y comunidades del campo, en las escuelas monodocentes y unitarias de esa realidad, que forme cuerpo con los dispersos maestros para que sean ellos los que incorporados al movimiento de Fe y Alegría, a su mística vayan creando la nueva escuela que el campo necesita: Contenidos adecuados a cada realidad cultural y productiva, metodología participativas, calendarios diversificados, planificación y proyecto educativo por escuela etc.
Un segundo reto para Fe y Alegría viene de la realidad de los jóvenes. Hombres y mujeres que salen de las aulas y se enfrentan a la vida en el sombrío contexto de la desocupación. Necesitamos ya 7'000.000 de puestos de trabajo para ellos. Una educación que no tenga en cuenta esta carencia, por muy perfecta que sea estará esencialmente desubicada. Una educación en y para el trabajo, programas de generación de autoempleo, coordinación con la micro y pequeña empresa que rodea los colegios de Fe y Alegría junto con una formación de la persona que la enraíce en los valores mas profundamente humanos capaces de dar transparencia y solidaridad incluso a las relaciones de producción, tienen que ser el aporte esencial de una educación de calidad en la actualidad.
La nueva sociedad del mañana ya es hoy para nuestras alumnas y alumnos. Fe y Alegría sabe eso porque lo ha vivido durante 30 años. En la escuela no hay sistemas hallados de una vez por todas y para siempre. Fe y Alegría, la educación como la sociedad misma, será siempre el encuentro de personas con distintas historias unas más enraizadas en el pasado, padres de familia y profesores y otras más proyectadas hacia el futuro, los alumnos; la capacidad de ilusionarse con el futuro de los padres y maestros, junto con la capacidad de querer al pasado, como propio de los alumnos, es lo que han hecho posible estos 30 años de Fe y Alegría. Merece la pena seguir viviendo esta aventura.