Un coleccionista vigués de pins aspira al Guinness

En tan solo dos años Juan Vázquez ha conseguido reunir seis mil insignias que él pide por las calles y comercios de la ciudad

Tan solo hace dos años que comenzó a coleccionar pins y ya ha conseguido reunir más de seis mil ejemplares. Prácticamente todo Vigo lo conoce porque Juan Vázquez dedica todo su tiempo y esfuerzos a recorrer las calles y establecimientos comerciales de la ciudad olívica colocando carteles y entregando tarjetas a los viandantes donde especifica la dirección en la que pueden dejar las insignias, una cervecería propiedad de un amigo situada en la Plaza E.

Este hobby constituye prácticamente toda su vida y le ha devuelto la ilusión un día arrancada por un desgraciado accidente que lo tuvo luchando entre la vida y la muerte en la cama de un hospital y que le dejó como secuelas una parálisis y dificultades en el habla. Ahora, con veintidós años y diez más tarde del desafortunado suceso, Juan Vázquez sueña con ver su nombre registrado en el libro de los récords como el poseedor de la mayor colección de pins del mundo.

Mientras tanto sigue engrosando su pequeño gran tesoro gracias a la colaboración de los ciudadanos que van aportando su granito de arena regalándole pins. Y es que otro de los grandes méritos de su colección es que el no ha comprado ni una sola de las miles de insignias que tiene: todas se las han ganado a base de patear asfalto y pedir aportaciones a la gente, sea viguesa o foránea. Así algunos ejemplares de su serie han viajado en avión desde países tan lejanos como Argentina, Venezuela, Rusia o Italia porque un día algún turista o emigrante se topó con Juan durante su visita a Vigo y se llevó en la maleta su tarjeta de presentación.

En su habitación tiene montado su pequeño almacén donde, con la ayuda de su madre, clasifica por temas los pins en diferentes paneles de corcho. Fútbol, con copas, trofeos, y jugadores de varios clubes, personajes de dibujos animados, bebidas, ciudades y países, animales, temas gallegos, medicina, marcas de ropa, empresas, comidas, música, tabacos, coches, motos, aviones, deportes y política son algunos de los grandes bloques temáticos en los que se divide su colección.

Aunque el les concede la misma importancia a todos mientras no los tenga repetidos, algunos de los ejemplares tienen un valor especial, bien sea porque están bañados en plata u oro o porque forman parte de una serie exclusiva, tal es el caso de unos pins de pocahontas que le llegaron desde Alemania.

Otros guardan su propia historia, como uno del grupo Metallica que recibió por correo acompañado de una carta de un seguidor del conjunto americano que consiguió el pin en un concierto, los de una cadena de televisión que le envió desde Madrid una empleada del medio, uno traído por unos soldados desde Bosnia, algunos regalados por miembros de diferentes conjuntos musicales vigueses, varios extranjeros donados por militares que los consiguen en viajes u otros que los vendedores ambulantes africanos le cambian por alguno que tiene repetido.

De ese modo y pin a pin tal vez algún día alcance su meta de verse entre los "recordmans" mundiales.

Si alguna vez se lo encuentran por la calle y por casualidad llevan algún pin en el bolsillo o tienen alguno olvidado en cualquier rincón de casa sepan que están colaborando con una buena causa: aportar un granito de arena a una valiosa e ilusionante colección.