Sabado 9 de Octubre de 1999
"Y él le respondió: ve porque yo seré contigo." Exodo 3.12
Es evidente que si Dios confió a Moiés una comisión, no le dejaría solo.Ante el riesgo
que iba a correr y la fortaleza que le era necesaria para cumplir su cometido, sería
ridículo que Dios enviara un pobre hebreo para que se enfrentara con el más poderoso
monarca de la tierra y le dejara solo en su empresa. No es concebible que la sabiduría de
Dios opusiera un hombre débil como Moisés a
Faraón con todo el poderío de Egipto. Por eso dice el Señor: "Yo seré
contigo", para darle a entender que no iba solo.
También conmigo sucederá lo mismo. Si Dios me confía una misión, confiando plenamente
en su poder y buscando únicamewnte su gloria, tendré la seguridad de que El estará
conmigo- Por el mero hecho de enviarme, está obligado a favorecerme. ¿No es esto
suficiente? ¿Qué más puedo desear? Aun contando con el poder de sus ángeles y
arcángeles, podría sucumbir en la demanda, mas si El está conmigo, ciertamente saldré
victorioso. Lo único que se me exige es que yo emprenda el camino con timidez,
desanimado, negligente o henchido de orgullo. ¡Tal es la cojnducta que tiene a Dios en su
compañía! Así amparado, debo caminar con valentía y, como Mois´´es, presentarme sin
temor delante de Faraón.
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