NELSON DANIEL HINOSTROZA CASTAÑO
mi familia y mis amigos, un trenzado eterno
Mi madre siempre gustó de los nombres bíblicos. Se casó con Jorge que no necesariamente llegará a santo, tuvo dos hijos, Daniel y Darío. En su vida siempre faltará una Salomé, Rut o María... Aún sueño con ir al espacio exterior. No fumo, no bebo y este puto Ménière me tiene al día en vértigos. Quizá la estación espacial internacional pueda recibir un médico con tan dispares dones. Me casé en junio de 1997 con Sigrid María Rodríguez C. y a pesar de todo lo que nos ha pasado la quiero con frenesí. Bendijo mi hogar con un varón (lo siento mamá, quizá Darío te conceda la niña) a quien llamamos Sebastián y no le dimos otro nombre porque no llegamos a consenso... He perdido personas queridas este año y el próximo no será la excepción. No debo quejarme en voz alta, yo también estoy en la oncolista. Dejé (espero que sea solamente por un tiempo) el sueño de hacer animales transgénicos, clonaciones de partes humanas, salvar miles de vidas, hacer felices a otros miles y hacerme inmensamente rico en el proceso... Ahora me dedico a algo que considero más como diversión que trabajo, la informática médica. Mediante esta área visité la U. de Stanford y conocí Europa. No está mal si consideran que ahora hay maestrías a distancia y hay buenas oportunidades dentro de una farmacéutica prestigiosa y con gran presupuesto para innovaciones. Pensaba que podía hacer más dinero aparte de mi sueldo si me sacrificaba en proyectos que dieran más dinero a la empresa. Las cosas no funcionan así, para muestra está 3M, Hewlett-Packard y Gore que también han explotado a sus empleados sin darles mayor reconocimiento, peor rédito económico. Me gustaría desarrollar software para ayudar a médicos en sus primeros pasos por la informática. Como reto, me planteo para 1999 desarrollar interfases tridimensionales para acceder a grandes volúmenes de información biomédica. No pregunten porqué... sigo mis instintos. Gracias a mi padre por prepararme para este mundo tan difícil, a mi madre por apoyarme
siempre en lo que quiero hacer, a mi esposa por soportarme a sabiendas de lo que viene, a
mi hijo por sonreírme sin motivo (y sin merecerlo), mi familia en Colombia: Aura, Oscar,
familias Valencia-Castaño y Castaño-Alt, Francisco, Milton, Iván, Karla y Kai; Fernando
Sempértegui, Mauricio y Rebeca Wild, Guillermo Álvarez, Myriam Díaz, Carlos Jaramillo y
Enrique Granizo, grandes maestros que siempre recordaré nostálgicamente, a Leonardo Wild
y todas las personas que conocí en Stanford por darme confianza y hacerme notar que no
estoy loco y que (o a pesar de estarlo) uno puede vivir de sueños a largo plazo.
Por último gracias Andrew Hsu Liang Kai por tu plantilla y tu foto que tantas cosas me
inspira. |