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La exquisita cocina castellana es un compendio de sabores recios y austeros capaz de deleitar hasta los paladares más exigentes. Es una cocina tradicional, con sabor a fuego y puchero, repleta de aromas con cuerpo y con un rico abanico de matices, que nos traen al alma las imágenes de sus pueblos de alta montaña y cielo. En sus sopas se destila la sabiduría de éstas gentes tenaces que, al decir de nuestro sabio refranero, lograron hacer del agua los más sobrosos caldos que concebirse pudieron. Es una cocina de chuletones y de lechazo, con sabor a leña, horno y calor de hogar. Son platos que dan fuerza al cuerpo cansado, solaz al espíritu, y paz a niños por criar, y a adultos ya criados. Cocina que es regada con sabrosísimos caldos, para ser culminada en la amplia variedad de sus riquísimos postres macerados. Es cocina de hogar y campo. Cocina, también, para hombres de ciudad, a condición de que no estén estresados. Es cocina para saborear con tranquilidad. Platos no exentos de cierto sabor medieval, que comparten mesa y mantel con otros de sabor más actual y hasta industrial, como aquel de los ferroviarios.La
Basílica le proporciona toda la variedad que ofrece la cocina castellana, y más concretamente, la gastronomía palentina, en el marco de nuestros comedores y cafetería, ideales para sus celebraciones de negocios, o de índole familiar. |