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Todo comenzó en el año 28, cuando Julio Cerro decidió dejar su pueblo, Casar de Cáceres, para desplazarse a la capital provisto, exclusívamente de un carro tirado por mulos. Fue el inicio de un negocio que perduraría durante más de setenta años. En la actualidad, son Juan José y Andrés, sus hijos, los continuadores de esta saga dedicada a la mudanza, lo que les ha permitido ser testigos directos del acontecer diario de Cáceres durante todos estos años. |