Peñarol Campeón Liguilla
Pre-Libertadores de América 1997
Viernes 5 de Diciembre de 1997
POR
CONVICCION HUBO BAILE Y OTRO TITULO INOBJETABLE

Peñarol ganó en forma inobjetable la Liguilla al
vencer contundentemente a Nacional con dos goles de Marcelo
Zalayeta y uno de Luis Romero. El equipo mirasol pudo concretar
una goleada histórica, de no haber fallado en la definición de
varias jugadas. De esa forma para los carboneros finalizó un
año redondo, dado que lograron el Uruguayo y el torneo
clasificatorio a la Copa Libertadores. El gol de los tricolores
fue anotado por Ruben Sosa.
Convicción. Respetando el cántico que los
acompañó durante todo el año ("de Los Aromos salió nuevo
campeón"), los jugadores de Peñarol se trajeron de su
concentración el gol que a los dos minutos de juego sentenció
la noche y la Liguilla.
El tempranero gol de Marcelo Zalayeta convenció a
todos, hasta a los despitados que no vieron los últimos
enfrentamientos entre estos clásicos rivales, que la historia
estaba definida. No era necesario seguir viendo la película para
conocer el final, los rostros y los cuerpos de los protagonistas
eran el fiel reflejo del desenlace.
Inobjetable. Tras la conquista de Zalayeta
Peñarol sacó a relucir una impresionante gama de combinaciones
que desestabilizaron totalmente a la retaguardia tricolor. En los
primeros 20 minutos de juego los tremendos errores de la zaga, la
escasa seguridad de los laterales (en ocasiones hasta realizaron
excelentes pases de gol para sus rivales) y hasta el quedo de los
mediocampistas, permitieron a los aurinegros convertirse en
dueños absolutos del trámite de juego.
La tenue reacción tricolor apenas se asomó con
los remates de larga distancia de Sosa, quien no encontró la
ayuda adecuada para vulnerar a una también débil defensa
mirasol.
Pero fue tan efímera la demostración de
combatibilidad que los aurinegros jugaron "a piacere" y
con la utilización de "lujitos" que demoraron la
segunda anotación.
El enésimo error defensivo, esta vez cometido por
Nicola al salir horriblemente en un centro al área, fue bien
aprovechado y Luis Romero la mandó al fondo para dar un poco
más de aire a la victoria.
El respiro, por culpa de Pacheco, Zalayeta, Romero
y Bengoechea (que siguieron enloqueciendo adversarios pero sin
trasladar la locura a la red), duró poco. Porque un soberbio
remate de tiro libre de Sosa se metió contra un palo. Pero ni
siquiera ahí apareció esa postura de rebeldía necesaria para
dar vuelta un resultado negativo.
Baile. Como el enemigo no se le tiró
encima, Peñarol lanzó sobre la cancha todo el repertorio que
había dejado olvidado en el primer tiempo y vino la hora del
lujo y la paliza. El lujo empezó de pique, como en la primera
mitad. Pacheco primero y Zalayeta después se perdieron dos goles
increíbles.
La golpiza fue interminable. Al no poder liberarse
del pressing a la pelota, Nacional quedó acorralado en su
última zona y observó como su arco se salvó una y otra vez.
Aunque Fleitas mejoró la zona defensiva, con la
inclusión de Kanapkis y el "Seco" Rodríguez de
lateral, el mediocampo no pudo robar la pelota y los minutos
transcurrieron con un ida y vuelta hacia el área tricolor.
Para colmo de males empezaron a llegar las
tarjetas rojas (primero Tito por un fuerte cruce a Romero, por
llegar tarde; después Damián Rodríguez por bajar con todo a
Pacheco; la última, cuando el pescado ya estaba vendido fue de
Barilko). Con mayor cantidad de hombres en la cancha, la
diferencia en el juego fue más notoria aún.
Los toques y los lujos tuvieron su broche dorado
con la impactante jugada de Zalayeta. De América a Olímpica,
escapó entre Washington Rodríguez y Zalazar. No se cayó pese a
la pierna que se interpuso en su camino con ese fin. Tocó con la
zurda hacia la izquierda, dejando a Kanapkis atrás, y con la
misma zurda le prendió de afuera del área para meterla en el
ángulo.
Fue el final de una historia que se había
avizorado a los dos minutos. Cuando el propio Zalayeta conectó
el pase de gol de Romero.
PEÑAROL
FLORES: buenas intervenciones en los
remates de larga distancia y en los centros. S. GARCIA: no
deslumbró como otras veces pero cumplió una correcta labor
defendiendo y subiendo. OLVEIRA: en lo suyo, sacó para
cualquier lado. GONCALVES: bien. Controló a Ravera por
arriba y por abajo. LIMA: otro que restó mucho pero sin
destino. PEREIRA: formó parte de un rombo carbonero que
enloqueció a los tricolores. ROTUNDO: aportó pierna y
lucha en el mediocampo. BENGOECHEA: no fue el jugador
decisivo de otros clásicos pero como siempre aportó su
categoría. En el nacieron muchas de las grandes jugadas de la
noche. PACHECO: fue incontrolable, lo golpearon mucho.
Aunque malogró alguna jugada de gol por querer hacer el tanto de
lujo, su fútbol aportó brillo. ROMERO: notable
producción. Le dejó servido el primer gol a Zalayeta, anotó el
segundo y estuvo a punto de convertir alguno más. También se
llevó muchos golpes. ZALAYETA: soberbio. Convirtió dos
goles, el segundo fue de otro planeta, y fue una amenaza
permanente para el fondo tricolor. DE SOUZA: entró para
que su equipo recuperara marca en el medio y colaboró bastante. CANCELA:
aunque jugó poco aportó toques y combinaciones. M.
GARCIA: pocos minutos en la cancha.
NACIONAL
NICOLA: salió muy mal en los centros, lo
que le costó un gol a su equipo. Evitó otros al ganar dos o
tres mano a mano. GOMEZ: flojo en la marca y desprolijo
para aportar salida. D. RODRIGUEZ: perdió en el juego
aéreo y no fue tan sólido como otras noches. Fue expulsado por
fuerte foul a Pacheco. MORQUIO: cometió varios errores
por arriba y por abajo. SUAREZ: otro que tuvo una muy
floja actuación. No realizó bien los cierres y perdió siempre.
COELHO: intentó jugar pero no tuvo apoyo. Sin perjuicio
de ello su mejor aporte fueron algunos remates de larga
distancia. TITO: de lo mejor de Nacional gracias a su
entrega y buena marca en el mediocampo. BARILKO: corrió
mucho pero fue una sombra del hombre que se lució en toda la
Liguilla. ZALAZAR: otro que procuró juntarse con sus
compañeros. RAVERA: no se entregó pero no aportó nada. SOSA:
el mejor exponente de los tricolores. Luchó solo contra
todos. Anotó un gol y Flores le evitó algún otro. W.
RODRIGUEZ: jugó de lateral, de volante y de puntero
izquierdo. Se corrió todo. KANAPKIS: mejoró el
rendimiento de la zaga en base a oficio. Su error estuvo en no
despejar y querer salir jugando, cuando es notorio que esa no es
la suya. CARRASCO: pocos pero opacos minutos en la cancha,
fue ovacionado pero por la hinchada de Peñarol.
Pablo Bengoechea dejó el campo de juego a los 73
minutos y no se fue rumbo a los vestuarios. Siguió el partido
desde la boca del túnel. Desde la Platea y la Tribuna Amsterdam
deliraban. Y el ídolo respondió levantando el pulgar de su mano
derecha. Una amplia sonrisa del riverense acompañó el pitazo
final del árbitro Jorge Nieves
"Fue un año redondo".
La frase se repitió una, dos, veinte veces. Y
siempre surgió espontánea. El primero en decirlo fue el Profesor
Gonzalo Barreiro cuando habló para la transmisión de
"Peñarol Verdad" en CX 50. Después le siguieron
varias voces y todas coincidieron.
Los jugadores sólo se abrazaron en la mitad de la
cancha y festejaron íntimamente. Caminaron unos pasos y se
enfrentaron a la Colombes repleta. Levantaron los brazos y
aplaudieron frente a una enorme bandera aurinegra que decía... "Traigan
vino... porque copas sobran".
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En el pasillo de los camarines, no había clima
festivo. Había conformidad y satisfacción por una nueva
victoria clásica. Los jugadores entraron en fila india al
vestuario sin decir una sola palabra. Agradecieron el aliento de
los hinchas y se metieron en el vestuario. Treinta segundos
después, el grito se escuchó fuerte. Muy fuerte... "¡Que
los cumplas felizzzzz.... que los cumplasss felizzzzz... que los
cumplassss Marcelooooo que los cumplasss felizzzz...!".
No podía haber sido mejor. Los frescos 19 años de Zalayeta los
festejó con dos golazos.
El que no ocultaba su felicidad era el técnico Gregorio
Pérez. Sereno, tranquilo, con el nudo de la corbata intacto,
como si recién hubiese llegado al Centenario. Cuando habló para
CX 50 agradeció "a la hinchada, a la gente que siempre
nos apoyó, a ustedes, a todos los que estuvieron junto a
nosotros. Esto es un buen final. Es un cierre perfecto. Ganamos
otro clásico y también la Liguilla. Mientras viva, no voy a
olvidarme de lo que pasé este año. Nunca me voy a olvidar de
las alefgrías que tuve en el 97... Ojalá en el 98 pueda decir
lo mismo...".
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La vuelta olímpica fue el broche de oro de una
temporada especial para toda la falange aurinegra. Fue la última
comunión entre jugadores e hinchas. El batusimo fue con otra
copa y un nuevo título.
La mayoría de los parciales de Nacional que
llegaron al vestuario luego del final del partido, no encontraban
consuelo. Otra derrota clásica, la sexta en ocho partidos y la
bronca de los hinchas que explota en insultos hacia el árbitro Nieves
por lo que entendieron fue un mal arbitraje.
Los jugadores fueron llegando al camarín y se
fueron internando en él, acompañados del cuerpo técnico. En
sus rostros también se advertían gestos de desconsuelo, en
otros de bronca, y en algunos de rabia pura.
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No hubo más expresiones dentro del recinto de
vestuarios. Los jugadores y los técnicos se fueron y sólo
quedó la despedida de José Luis Zalazar, que antes de
acudir al control antidopaje con una cerveza en sus manos, se
preocupó de desear a todos los presentes en esa zona, "felices
fiestas".
"Un resultado contundente de Peñarol que fue
un justo ganador. Fue un campeonato más que termina con color
amarillo y negro y eso demuestra que Peñarol fue el equipo más
importante a lo largo del año". (Eduardo Abulafia,
presidente de la Mesa Ejecutiva de Segunda).
"Fue un año negro para Nacional, que
cosechó otra derrota clásica. Desde el comienzo del partido fue
superior Peñarol, aunque por momentos emparejó Nacional, no le
dio porque es un equipo que, evidentemente, está muy mal" (Juan
Carlos Blanco, entrenador).
"El clásico fue la consolidación de un año
excepcional de Peñarol desde el punto de vista del resultado.
Ganó el que tiene mejor plantel y el que hizo mejor las
cosas". (Juan Pedro Damiani, neutral de la AUF).
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"Un clásico como los que hemos venido viendo
en los últimos tiempos. Nacional tocó fondo, terminando un año
penoso. Se dio la lógica porque el mejor equipo del año se ha
llevado también, los laureles en la Liguilla". (Héctor
Resola, empresario futbolístico).
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"Nacional fue muy poco arriba y Peñarol con
más jugadores y un mejor armado de equipo, tuvo oportunidades en
el primer tiempo de liquidar el partido. Las expulsiones
desdibujaron el partido y allí Nacional no llegaba y Peñarol se
hizo amplio dominador. El resultado era previsible". (Cnel.
Héctor Lazcano, presidente de OFI).
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"Un clásico con fútbol bien jugado. Tuvo
buenas figuras como Zalayeta que rayó a gran altura. Mereció
ganar en todo momento Peñarol y lo hizo". (Luis Curbelo,
jugador uruguayo que triunfa en Finlandia).
12 Diciembre, 1997