Peñarol Campeón Uruguayo
1993 1994
1995 1996 1997

Semifinal: Peñarol 3, Nacional 2
Primera
final:
Peñarol 1, Defensor Sp. 0
El
quinqenio:
Peñarol 3, Defensor Sp. 0
Homenaje
al Campeón

Primera final
Domingo 9 de Noviembre de 1997
El quinquenio está servido
Con su triunfo de ayer, Peñarol pagó la primera cuota de ese
quinquenio que hace tiempo viene buscando en forma desesperada.
No le fue fácil. Es más; mereció ganar, si acaso, porque tuvo
mayor tiempo la iniciativa y además creó muchísimas más
chances de gol que su adversario.
Claro que Peñarol puso tanto o más que su rival en bien de
un partido que tuvo un ritmo impresionante. Y ganó. Ganó porque
tras un comienzo en el que le costó encontrar la pelota y las
marcas, y hasta mantuvo su valla indemne porque Flores tapó una
media vuelta de Fleurquin con una atajada impresionante, asumió
la iniciativa con una postura dominante que desarrollaron el
fútbol de Pereira en el mediocampo, la fuerza de Olveira en la
retaguardia, las subidas de Adinolfi y Serafín García por los
dos laterales, los pases de gol que metió Zalayeta al trabajar
con gran claridad en la media puntada. Y en base a esa actitud,
primero emparejó y luego hasta dio vuelta el trámite, como ya
ocurría cuando Serafín García metió un golazo espectacular
poco rato antes de finalizar la primera etapa.
Peñarol tuvo también algo de fortuna. O contó con una
cierta cuota de colaboración involuntaria de su adversario.
Porque tanto en la primera etapa, cuando el elenco aurinegro
dominaba, como al final cuando Defensor presionaba en busca del
emp ate, primero Biscayzacú y luego Abreu, perdieron situaciones
de gol muy favorables. Aunque Peñarol --cabe reconocerlo-- supo
regular el trámite, tal como lo hizo en el complemento, cuando
se recostó algo más que antes, y se manejó con los
contragolpes guiados casi siempre por Zalayeta para crear unas
cuantas oportunidades de aumentar su ventaja. Fue, ahí que,
aliviado con la expulsión de Fadeuille y la no sanción del foul
al "Grillito" en el & aacute;rea contraria, pudo
ganar por más, de la misma forma que pudieron empatarle. Pero no
sucedió ni una cosa ni la otra. Lo que ocurrió fue que,
pensando en el quinquenio, Peñarol dejó la primera cuota paga.
Ahora que da por ver si se lo lleva pasado mañana.
PEÑAROL
FLORES: Atento. Seguro. Hizo atajadas claves, una
de las cuales fue extraordinaria. S. GARCIA: Marcó con
aplicación, fue y vino no sólo por el lateral sino también
agarrando por el centro de la cancha, y metió el gol de la
victoria con un zapatazo impresionante. OLVEIRA: Aunque a veces
le pegó para cualquier parte, fue una máquina de sacar pelotas
e impuso su exuberante presencia igual que en el clásico. DE LOS
SANTOS: Tuvo un par de vacilaciones que pudieron costar caro y se
hizo expulsar por una agresión que comprometió la chance de su
equipo y lastimó a un adversario. ADINOLFI: Otro que rindió
mucho. Fue salida constante hacia el ataque, en donde no se
limitó a crear sino que también protagonizó llegadas
penetrantes. PEREIRA: Esta vez aportó fútbol, presencia física
y dinámica. Hasta que se cansó y fue sustituido, resultó
importante. ROTUNDO: Impreciso, desordenado. El mérito de haber
dado una mano primero de volante, luego de zaguero, y a lo
último otra vez como volante. BENGOECHEA: Un trabajo ordenado,
sacrificado, con mucho fervor y también gran sentido táctico,
aun sin ser la figura desequilibrante de otras oportunidades.
PACHECO: Trató de armar paredes, de meter pases. Puso una enorme
entrega pero no tuvo la precisión acostumbrada. Pudo incidir que
le entraron duro de entrada. ROMERO: Una vergüenza
impresionante. Aun disminuido físicamente, ganó de arriba y
obligó en forma constante. ZALAYETA: Por momentos resultó
imparable. Se llevó a la rastra las marcas adversarias, remató
y dio pases de gol que no fueron aprovechados. QUIÑONES y
GONÇALVES: Metieron. Ayudaron.
DEFENSOR SPORTING
BALEATO: Figura. Sólo falló en un centro. Atajó
pelotas de todos lados. SUM: Se prendió a la marca por más que
Zalayeta le creó dificultades. GUTIERREZ: Firme. Bien plantado.
Hizo pesar la personalidad acostumbrada. HERNANDEZ: Marcó a
brazo partido, sin dar ningún tipo de ventajas. T. SILVA: Sólo
tuvo problemas cuando S. García se desenganchó por su costado.
Fue de los que más empujó, aunque no creó peligro al pasar al
ataque. Remató mal al arco. DIAZ: Era importante cuando lo
agredieron y, aparentemente, fue mal expulsado. SILVA CANTERA: La
entrega clásica, haciéndose sentir aunque sin encontrar la
pelota en la proporción de otras oportunidades. FLEURQUIN: Por
momentos fue superado en la contención, pero igual marcó
presencia, mostrando personalidad para el armado e incluso llegar
con peligro hasta el arco contrario. VIERA: Buscó llevar a su
equipo hacia adelante. Fue más trascendente en la primera etapa.
DA SILVA: Quiso y manejó la pelota sin poder abrir calles.
BISCAYZACU: Aun controlado, se las ingenió para ser una amenaza:
desperdició una ocasión de gol y creó otra no aprovechada.
CHILELLI: No consiguió destacarse. ABREU: Fabricó y a la vez no
concretó una situación favorable. FADEUILLE: Una expulsión
exagerada.
Piñas van, piñas vienen, los muchachos se
entretienen
Zalayeta, que jugó muy bien, se llevó un
recuerdo del partido ya que se quedó con un diente postizo menos
y otro torcido tras recibir, en el primer tiempo, un tremendo
codazo de parte del "Tano" Gutiérrez.
¡QUE PIÑAZO!
El golpe de José Enrique De los Santos a Carlos
Díaz fue tremendo, el violeta estuvo groggy durante varios
minutos.
En el estadio casi nadie se dio cuenta que Díaz
también había sido expulsado, no lo advirtieron ni Ortiz ni
Gregorio, quienes iban a realizar cambios basados solamente en la
expulsión del aurinegro. Al director técnico aurinegro le
avisó Bengoechea de la expulsión y Gonçalves, que iba a
entrar, volvió al vestuario, a Ortiz le avisó el juez pues
cuando intentó que Chilelli ingresara por Díaz se lo prohibió
y debió salir Da Silva.
Según se supo el árbitro aduce que Díaz aplicó
un codazo a De los Santos antes de recibir la agresión.
PICAN Y PICAN
Cuando los jueces recién habían ingresado se los
vio a los cachetazos con ellos mismos e incluso saltando en la
cancha, luego pudimos saber que los habían atacado los jejenes,
unos bichitos que pican en pila. Debieron hacer traer desde el
vestuario repelente para superar la situación.
RECORD
Si no lo fue anduvo cerca, a Peñarol lo
acompañaron en su ingreso a la cancha nada más ni nada menos
que 233 mascotas. Fue tremendo, cuando estaban todas en la cancha
fueron a la Amsterdam a saludar a la hinchada que estaba
enloquecida.
Lo que se vió
* En el palco oficial, con un enorme sombrero de
Peñarol vimos a la mejor raqueta uruguaya: Marcelo Filippini.
Fanático hincha aurinegro llegó desde Chile y sin escalas fue
al Estadio Centenario a alentar a su equipo.
* Pudimos saber que en la Tribuna Olímpica había
solamente tres boleterías habilitadas. Eso es una barbaridad
pues lleva, como así sucedió, que se formen enormes colas. Al
cliente hay que facilitarle las cosas y el espectador es el
cliente del fútbol.
Auri-negro...Rada
Llegué al estadio media hora antes del comienzo,
con mi hijo Matías. Nos instalamos en la Olímpica que estaba
repleta. No estaba nervioso, seguramente porque se pueden jugar
hasta tres partidos, aunque fui con la idea de quedarme con la
victoria para aguardar tranquilo.
Esperaba más de Defensor Sporting, creo que se
equivocó fiero al tratar de jugar de contragolpe. No defendió
el partido como campeón. Además me molestó el planteo sucio
que hicieron, tienen equipo como para jugar de otra forma y no
necesitan ensuciar el encuentro. Pienso que el juez debió sacar
dos o tres amarillas más para los dos lados.
El gol me hizo acordar a Ghiggia que se metía y
pateaba de esa forma y a Julio Pérez que también amagaba o se
hamacaba como lo hizo Serafín García. Fue la mejor jugada del
partido.
En el segundo tiempo Peñarol siguió jugando con
las mismas ganas, a pesar del cansancio. Y aunque los cambios
defensivos fueron obligatorios, si Zalayeta no hubiese estado
cansado y con un par de dientes menos, se hubiera definido el
partido de otra forma. Aunque los jugadores de Peñarol saben que
no son excelentes jugadores, salen a la cancha con una fuerza
anímica y unas ganas increíbles. Creo que se debe a la muerte
de Fabián Perea que los unió y todo eso se fortaleció con los
dos clásicos. También contamos con la suerte de De Lima que
esta vez no hizo falta. Durante el campeonato Peñarol fue un
equipo tímido, pero ahora al final recuperó la confianza.
El miércoles vuelvo al Centenario y no quiero que
que haya tercer partido porque los futbolistas están muy
cansados y además para que la gente no piense que es para
recaudar más.
Me quedé muy contento con el público, desde el
partido con Huracán Buceo, Peñarol empezó a llevar mucha gente
y eso me gusta, aunque a mi me saludan y me hablan todo el
tiempo. Lo peor es cuando llego y a la salida, no puedo ni sacar
la entrada, y si bien ya viví cosas similares, por ejemplo en la
época de "Las Manzanas", la gente cree que si uno
está en la televisión es más importante y les parece que
camino distinto aunque lo haga igual que siempre. Piensan que me
agrandé.
Por eso no dejo de ir a los lugares públicos,
para demostrar que soy igual que cualquier otro trabajador,
carpintero, albañil o diseñador gráfico.
Ruben Rada
TOP

Finalísima
Miercoles
12 de Noviembre de 1997
¿Quin-qué? ¡QUINQUENIO!


Con una superioridad aplastante, Peñarol se
clasificó por quinta vez consecutiva campeón uruguayo.
"¡Quin-que-nio! ¡Quin-que-nio!
¡Quin-que-nio!" El pueblo peñarolense se quedaba
bastante rato después de haber terminado el partido, repitiendo
acompasadamente esa palabra como en un rezo profundo, sentido,
implacable, como si estuviera en un templo rindiéndole culto a
ese logro histórico por el que, al fin de cuentas, había
soñado y sufrido tanto.
Si acaso, su actitud rebosante, si se quiere hasta
serena, dominante, tenía mucho que ver con lo que había
ocurrido poco rato antes. Con el contenido de ese mensaje de paz,
de seguridad, de clase, que le había transmitido durante los
noventa minutos su equipo desde adentro de la cancha.
Es que así fue Peñarol anoche. Así ganó
Peñarol por segunda vez en lo que va del siglo el quinto
campeonato en forma consecutiva. Con amplitud. Con solidez. Con
clase. La prueba está: si bien no se puede decir que una final
es fácil --porque hay que jugarla, porque hay que estar ahí
adentro para doblarle el brazo en la pulseada al rival como se lo
dobló anoche Peñarol a su adversario-- en cambio se puede
afirmar que este de ayer terminó siendo uno de los partidos
menos complicados que tuvo el conjunto dirigido por Gregorio
Pérez a lo largo del campeonato.
Y eso vale. Sirve para pintar al campeón, porque
después de todo fue más campeón, fue más grande, en el
momento supremo de concretar el deseo largamente anhelado. Ayer
era el día. Y Peñarol no falló. Al revés. No jugó en gran
forma. Sólo lo hizo acertadamente por pasajes. Cuando Pacheco
se encontró con Aguilera o Romero. Cuando el
motorcito de Serafín García se encendió nuevamente con
todas sus revoluciones pensando en ir al ataque. O cuando la
prestancia de Ruben Pereira y hasta los ayer excelentes
pases y cambios de frente de un más ordenado Rotundo comandaron
la ofensiva hacia el arco defendido por Baleato. Pero con
esas armas, más la sobria firmeza de su retaguardia, maniató
primero y quebró después a un rival que sólo fue tal --en lo
que tenía que ver con la incertidumbre del resultado-- hasta que
sobre la media hora inicial Bengoechea recibió una
habilitación rápida del "Pato", giró casi de
espaldas al arco contrario y, antes de ingresar al área, sacó
un derechazo que desencadenó el primer festejo enloquecido por
el pentacampeonato.
Ese fue el principio del fin. Porque hasta ahí,
hasta el golazo del riverense, Defensor Sporting casi no
había llegado. Le había costado afirmarse atrás y también
progresar de tres cuartos de cancha hacia adelante. Y a partir de
ahí su impotencia se hizo aún más grande. Pareció reanimarse
con el ingreso de Da Silva porque, por más que haya
quienes digan que en anteriores encuentros con Peñarol el "Polilla"
no había estado a la altura de sus posibilidades, está
claro que el hilo conductor del ataque violeta depende de sus
pases. Pero en Defensor anoche sólo quedó enhiesta la
vergüenza indomable de Silva Cantera en la mitad de la
cancha y la raza del "Tano" Gutiérrez en la
zaga. Entonces, a medida que Peñarol se fue renovando con los
ingresos de De Souza, Zalayeta y De Lima después
de haberse recostado a manejar un poco más el trámite en el
comienzo de la segunda etapa, entró a caerse de madura la
goleada. Que llegó, como era lógico esperar a esta altura, en
forma inevitable. Un golazo de Pacheco dejando por el
camino una vez más a Hernández. Otro de De Souza ingresando
también a paso de campeón por el mismo flanco de la defensa
contraria. Y... la fiesta. La vuelta. El grito acompasado y
dominante de la hinchada aurinegra en todos los rincones del
estadio.
"¡Quin-que-nio! ¡Quin-que-nio!
¡Quin-que-nio!" Los cultores de la religión aurinegra
repetían el rezo que sus dioses le habían inculcado una vez
más, en la ceremonia final, con su prédica de grandeza desde
adentro de la cancha. Y en medio del templo la copa paseaba, en
manos de los jugadores, como si la pasión popular la estuviera
depositando en el altar de la rica historia de Peñarol y del
fútbol uruguayo.
PEÑAROL
FLORES: Bien. Poco trabajo, muy bien
realizado. GARCIA: Controló su lateral y se mandó al
ataque con la dinámica de siempre, aunque en esta ocasión le
cortaron unas cuantas carreras con fouls. OLVEIRA: De
nuevo firmísimo. No tuvo ninguna falla. GONCALVES: Como
su compañero de zaga. Bien parado. No dio ningún tipo de
ventajas. ADINOLFI: Correcto. Equilibrado. No pasó por
afuera hacia arriba como en otras oportunidades pero estuvo más
balanceado en la marca. PEREIRA: Mientras tuvo piernas y
aire fue el gran señor del mediocampo, el gran jugador que era
antes. Quitó, pasó en corto en largo y le dio prestancia al
armado. ROTUNDO: Hizo un partidazo. Aplicado
tácticamente, marcó con perseverancia implacable pero además
tocó en forma pulcra y hasta metió pases y cambios de frente
como con la mano. BENGOECHEA: Como en todo el quinquenio:
importante; gravitante. Aún sin brillar, manejó los hilos y los
tiempos del ataque y metió un golazo impresionante en un momento
clave. PACHECO: Encarador, querendón, profundo. Fue
protagonista de casi todas las jugadas de gol de su equipo y
terminó convirtiendo uno con una definición de clase. ROMERO:
Una vez más fue a todas con un fuego interior y una entrega
física realmente admirables. A pesar de jugar lesionado y encima
haber sido golpeado en forma reiterada, fue un azote para la
defensa adversaria. AGUILERA: También jugó otorgando
ventajas desde el punto de vista físico. Igual fue un selecto
coprotagonista de un par de llegadas penetrantes. DE SOUZA: Entró
y enseguida se plantó en el mediocampo. Después terminó
haciendo un golazo. ZALAYETA: Sin desequilibrar, lideró
algunos arranques punzantes. DE LIMA: Sirvió de punto de
apoyo en el gol de De Souza. eIngreó casi a modo de homenaje con
el partido liquidado.

DEFENSOR SPORTING
BALEATO: Nada que hacer en los goles. Al
contrario: impidió varios. SUM: Tuvo imprecisiones. Le
costó acomodarse y mucho más impedir que le ganaran la espalda.
Por contrapartida, protagonizó una de las pocas jugadas de gol
de su equipo sobre el arco contrario. HERNANDEZ: Se vio
obligado a faulear seguido porque no encontró el punto justo en
la marca. GUTIERREZ: Sobrio, bien parado. Mostró su clase
y fue el mejor de la retaguardia. T. SILVA: Intentó ir
arriba pero casi nunca pudo armar el paso. También tuvo
problemas para cerrar su costado. FLEURQUIN: Impreciso,
perdido, bajo. SILVA CANTERA: Un monumento a la fe. Por
momentos remó solo, marcando, armando y hasta pasando y yendo a
rematar con el alma. CHILELLI: Trabajó ahincadamente pero
sin destacarse. VIERA: No mostró claridad para el enlace.
VIDAL GONZALEZ: Casi irreconocible. Dominado. BISCAYZACU:
Quedó presa de los zagueros rivales. DA SILVA: Pareció
que podía cambiar algo pero fue un amague. Lo echaron. ABREU:
Algún arranque aislado.
Lo que se dijo
Dr. JULIO MARIA SANGUINETTI (Las
palabras del Presidente de la República, retirándose del
Centenario). -- Lucía sombrero verde, gabardina, traje
y una corbata aurinegra. "Esto ha sido realmente una fiesta
del fútbol. Peñarol llenó el estadio, al igual que en los
clásicos. Porque hasta el momento, en partidos por el Campeonato
Uruguayo, sólo se había llenado en los choques de los grandes.
Pero hoy (anoche) Peñarol hizo que el estadio estuviera colmado,
colorido, feliz, provocando un espectáculo magnífico. Este es
el triunfo aurinegro ante muchas adversidades que se le
presentaron en el año. Un año dificilísimo, en el cual se
impuso la enorme moral de los jugadores y la gran calidad del
técnico. Felizmente, Peñarol es un equipo que siempre me ha
dado muchas alegrías. Muchísimas".
----------
VICTOR PUA (director técnico de las
selecciones juveniles). -- Fue un partido muy lindo, con
goles hermosos. Peñarol salió decidido, logró convertir las
chances y es un justo campeón. Pienso que las claves del triunfo
estuvieron en el golazo de Bengoechea. Luego, su equipo manejó
el partido.
----------
HECTOR RODRIGUEZ (jugador de la selección
uruguaya). -- Peñarol es el campeón porque tuvo
inteligencia. Trabajó todo el año buscando este objetivo, se
propuso el quinquenio a principio de año y lo consiguió. Me
alegro mucho por mis amigos De Lima y Aguirregaray. Yo soy hincha
de Defensor, pero también soy consciente que mi equipo hizo todo
lo posible. Lo que pasa es que encontró a un rival superior.
Pienso que ahora Peñarol debe tomar esto como punto de partida
para lograr un título a nivel internacional.
----------
EDUARDO ACEVEDO (director técnico de la
selección de la "B"). -- Este partido comenzó a
definirse con el primer gol, y después al salir el
"Polilla" se liquidó. Jugó bien Peñarol, pienso que
Defensor arriesgó más que en la primera final, pero nunca
encontró el gol. Peñarol concretó las chances, terminó
dominando y demostró que es el mejor equipo de acá.
----------
FERNANDO SILVA (presidente de la Mutual
Uruguaya de Futbolistas Profesionales). -- Se vivió una
fiesta bárbara. Hubo un clima espectacular en las tribunas. En
cuanto al partido, apareció difícil desde el principio para
Defensor. Pienso que Peñarol fue consiguiendo el título en los
partidos anteriores, estos últimos, donde ganó con una
decisión tremenda. Eso lo fortaleció a tal punto, que en las
finales ya llegó a lo campeón.

"¡Quin-queeee-niooooooo...
quin-queeee-niooooo...!" El grito salió del vestuario y se
fue trepando por todas las tribunas. Peñarol logró el objetivo
y lo festejó con la pasión de siempre. No con la angustia de
los últimos partidos pero sí con toda la fuerza del corazón
"¡Y dale alegría... alegría a mi
corazóoonnnnn.... eso es lo único que te pido yoooooo...!".
........................
Faltaban dos minutos para terminar el partido y el
canto de las tribunas retumbaba como nunca en el pasillo del
vestuario que está en la América y la Amsterdam. Pablo
Bengoechea estaba sin cambiarse. Vestido de jugador con
brazalete de capitán incluido. "¿Y las nenas?" preguntó
"están afuera... traélasss" le dijo Fernando
Alvez que se aprontaba a salir a la cancha con sus cuatro
hijos. Y así fueron pasando todos los jugadores. Cada uno
preocupado por llevar a la cancha a su hijo. Y todos vestidos con
el equipo de Peñarol. Bebés, niños y adolescentes... No
importó la edad ni la multitud. El juramento había sido ese:
salir a festejar con los suyos y la gente.
¡"Muchas graciassss jugadoreeeee.... la
Copa está en la vitrinaaaaaa... y ya lo veeeee.... Peñarol es
campeón otra veeeeee....!".
..........................
El pitazo de Saúl Feldman desató la
locura. Las 70.000 almas permanecieron de pie revoleando
camisetas, gorros, pañuelos y bufandas. Los cantos se mezclaban
y los jugadores se abrazaban ya con el torso desnudo. El "Pato"
Aguilera corrió y se trepó al portón de la Platea
América...: "¡quin-queee-nioooo....
quin-queeee-nioooo...!". El coro que empezó el "Pato"
siguió en las cuatro tribunas. Fue un solo grito. Un solo
canto que salía del alma, del corazón, de las gargantas
disfónicas... A esa altura, se había logrado el objetivo.
Uno a uno fueron ingresando los jugadores. Todos
con los brazos en alto. Sin gritos... se abrazaban con los
dirigentes y con los hinchas que tuvieron el privilegio de
esperarlos en el pasillo del camarín. Claudio Flores...
Serafín García sólo con la camiseta (sin short, sin medias
ni zapatos) Ruben Pereira, el "Tony"
Pacheco... Gregorio Pérez que lo único que atinó a decir
fue "esto es de ellos... de los jugadores..." y
se metió al vestuario donde lo esperaba todo el plantel y un
eufórico Gonzalo Barreiro.
..........................
Después siguieron los cantos en el vestuario.
Otra vez el "¡quin-queee-nioooo...!" se
escuchó fuerte. Muy fuerte. Afuera, en la Platea América y en
los alrededores del Centenario una multitud aguardaba a sus
ídolos. A lo lejos, las bocinas, las trompetas y el festejo que
se iba extendiendo por toda la ciudad. Los hinchas tapizaron
Montevideo de amarillo y negro...
Una vez finalizado el encuentro Gregorio Pérez
realizó declaraciones para la audición Peñarol Verdad,
interrogado por Jorge Pasculli manifestó: "Esto que se
ha logrado es hermoso y se ha logrado con mucho sacrificio. El
agradecimiento a los futbolistas y a toda la gente de Peñarol
sin excepciones. Lógicamente que los futbolistas son los que nos
regalan esto. Esa gran entrega, la humildad, el sacrificio,
palabras gastadas pero que son una realidad.
No me quiero olvidar de esa gente que no aparece
ni en la televisión ni en la radio ni en los diarios, a toda esa
gente que trabaja en Los Aromos gracias a todos.
En este momento quiero tener la tranquilidad
suficiente para disfrutar porque hemos sufrido mucho, hemos
sufrido lo que no merecíamos pero calladitos la boca, con
grandeza y con gran humildad, como todo lo de Peñarol,
demostramos que somos mucho más grandes de lo que pensábamos.
Mañana será otro día y vamos a seguir
disfrutando pero esto lo van a gozar mis nietos, los tuyos los de
todos y cada vez que pase más tiempo será más grande, grande
como Peñarol lo es en el mundo. No soy yo el que tiene que
manifestar las cosas sino que la historia tiene que manifestar
que un grupo que vistió con mucha gallardía y nobleza la casaca
oro y negro logró antes que terminara el siglo un nuevo
quinquenio.
Tengo muchas ganas de decir muchas cosas pero, a
pesar que solamente tengo sexto año de escuela me considero un
hombre culto, más que culto respetuoso y no ignorante como
manifestaron por ahí. Puedo ser hincha de Peñarol aparte de ser
el técnico, voy a seguir por mi camino y los demás que sigan
por el camino que más le convenga, gracias a Dios, con la frente
alta voy a cualquier lado.
Chau."
--"¡Vamos, no se queden sin ver la vuelta!
Hay América y Olímpica".
La sugestiva frase que alertó a los aficionados
que podían adquirir el anhelado boleto para ingresar al Estadio
Centenario, increíblemente partió desde un carro de chorizos.
El ciudadano procedente de Colonia no lo pensó ni
un segundo y se abalanzó sobre el vociferante revendedor de
entradas. Nada ni nadie frenó su ímpetu, ni siquiera el precio
desgarrador de bolsillos fijado para la ocasión. La América a $
600 y la Olímpica a $ 400.
Al estilo de un buen pedido alimenticio (deme de
esto y de aquello) el hombre pidió una América y una Olímpica
(por una cábala) y además le agregó otras bicocas: un
calzoncillo de Peñarol de $ 160 y una tanga de $ 120.
* BATALLA
El padre y su hijo claramente identificados con la
causa violeta se acomodaron en el palco bajo, en momentos que
sonaba el pitazo final del encuentro de tercera división. El
partido había sido ganado por Defensor Sporting con un gol
anotado a falta de seis minutos para el final del encuentro.
Segundos más tarde de la finalización se desató la guerra.
Pocos vieron quién comenzó a repartir golpes, pero el chico
violeta se encargó de narrar lo sucedido como un comentarista de
boxeo.
* NEGOCIOS
El presidente de la República, Julio María
Sanguinetti asistió a los festejos de los 99 años de la Cámara
de Industrias y eso le retrasó la llegada al Centenario. El
mandatario arribó al escenario cuando ya había finalizado el
primer tiempo. Al cabo del encuentro, y tras cumplir todos los
rituales del buen hincha, Sanguinetti descendió al palco cerrado
para saludar al contador José Pedro Damiani.
* TABLERO VIOLETA
Cuando los ojos del sexagenario simpatizante
mirasol apuntaron al tablero de la Colombes, se escuchó un grito
ensordecedor: "Arreglen eso, anormales". Empezaba el
segundo tiempo y el marcador del encuentro, según el tablero,
era de 0-0, cuando en verdad ganaba Peñarol 1-0.
* TABLERO MIRASOL
Después del pitazo final del contador Saúl
Feldman, el tablero electrónico de la Colombes lució unos
corazones amarillos y una gran estrella del mismo color. Los
emblemas fueron acompañados por la inscripción: Peñarol
campeón.
* OLA AURINEGRA
Al ritmo del fútbol de su equipo, que bailaba a
los violetas, la parcialidad carbonera inundó las tribunas con
la tradicional ola. Los brazos de todos los hinchas acompañaron
la iniciativa de la Amsterdam y fue una locura.

Proximamente archivos RealAudio y mucho más.
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En el aire desde el 29 de
Noviembre de 1997
Actualizado el Sábado 29 de Noviembre de 1997
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