Hola cuentan que... Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente. Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición. La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada. - Buen
día - dijo el caminante. El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacian sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía - Buen
día - dijo el caminante El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed. -
Muchas gracias - dijo el caminante al salir. El caminante quedó perplejo. - Mas
entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe
causar grandes confusiones.
Autor desconocido |
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