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Jornada Mundial de Lucha contra la Guerra
PAREMOS YA LA GUERRA IMPERIALISTA CONTRA IRAK
Autor: Juventudes FT-CI
Fecha: 27/ 10/ 03
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Jornada Mundial de Lucha contra la Guerra.
PAREMOS YA LA GUERRA IMPERIALISTA CONTRA IRAK
Cada minuto nos acerca más a una nueva guerra. El imperialismo
norteamericano patrocina nuevos bombardeos, sangre y muerte,
esta vez contra el oprimido pueblo iraquí.
Atravesando una crisis económica como hace mucho no se veía,
con el pretexto del “combate al terrorismo” y de que Hussein
posee armas de “destrucción masiva”, la burguesía norteamericana
intenta usar su incomparable poderío militar, apelando a su
doctrina de “guerra preventiva”, para reafirmarse como la
mayor potencia mundial y avanzar en la recolonización de América
Latina, África, Asia y Medio Oriente. El imperialismo quiere
fortalecerse en la región y, junto con el Estado sionista
de Israel, ampliar la masacre contra el pueblo palestino y
los oprimidos de Medio Oriente. Para esta burguesía imperialista,
la guerra contra Irak es clave para apoderarse y mantener
el mayor control sobre las principales reservas de petróleo
del mundo, así como para establecer un mayor control en Medio
Oriente, donde el odio contra los EE.UU. se vuelve cada día
más amenazador.
Esta guerra no podrá llevarse a cabo sin enfrentar grandes
contradicciones. En todo el mundo un gran movimiento antiguerra
se está levantando, denunciando la agresión imperialista y
gritando: ¡Abajo la guerra de Bush e Blair! Desde septiembre
del año pasado comenzaron a organizarse manifestaciones de
millares de jóvenes y trabajadores, principalmente en Europa
y en el propio Estados Unidos. Estas manifestaciones que se
dieron separadamente en diversos países y ya alcanzaron una
repercusión importante, concentran ahora todas sus fuerzas
en una gran jornada internacional de lucha contra la guerra,
los días 14, 15 y 16 de febrero. Esta vez, las protestas no
serán solamente en los países centrales: en Brasil, Venezuela,
Argentina, México y en muchos otros países, los trabajadores
y la juventud se unirán en una sola voz contra la guerra sangrienta
de Bush, Blair y sus aliados.
Ni el presidente norteamericano ni el primer ministro ingles
podrán llevar adelante sus planes de guerra sin enfrentarse
con este fuerte movimiento de trabajadores y jóvenes en todo
el mundo.
¿FRANCIA Y ALEMANIA: ESTÁN CONTRA LA GUERRA?
Las contradicciones de esta guerra reaccionaria no se limitan
a la resistencia de la juventud y los trabajadores. Entre
los propios lobos imperialistas hay quienes, como Francia
y Alemania, y debido a sus propios intereses en la región,
intentan negociar una “salida pacífica”. Al igual que Rusia
tienen poderosos intereses económicos en Irak y en Medio Oriente.
Lo que ellos quieren no es la paz. Quieren defender sus intereses
capitalistas, particularmente en relación al petróleo de la
region. En ambos lados, sea en el hambre de guerra de Bush
como en el hipócrita discurso de “paz” de algunos gobiernos
“opositores”, predomina un crudo interés económico, las disputas
por los mercados y por el dominio de los países de Medio Oriente.
La misma Rusia que se “opone” a esta guerra oprime a los chechenos,
mientras China ocupa hasta hoy el Tibet. Francia y Alemania
nunca levantaron la voz para hablar contra la muerte lenta
del pueblo iraquí bajo el embargo económico que asfixia al
país hace más de diez años.
Por eso no hacen nada contra la guerra; por el contrario,
es muy probable que a la hora decisiva ellos también envíen
sus tropas, para poder después participar de los “beneficios
de la guerra”. Ellos se limitan a oponerse a Bush en la ONU,
que es una verdadera cueva de ladrones. No podemos tener ninguna
ilusión en la ONU, la guerra sólo puede ser frenada por la
movilización de los trabajadores y la juventud en todo el
mundo.
La ONU es un foro donde los distintos imperialismos discuten
sobre sus propios intereses, contra los intereses de la inmensa
mayoría de los pueblos del mundo, tanto de los propios países
imperialistas como, principalmente, de los países pobres,
las semicolonias. En el foro de los diversos gobiernos burgueses
reina solo la hipocresía. Para que nuestro grito contra la
guerra sea de hecho un arma a favor del pueblo oprimido iraquí,
es preciso luchar por su autodeterminación, comenzando por
el retiro de todos los inspectores de la ONU en Irak, verdaderos
agentes disfrazados del imperialismo, que solamente sirven
para legitimar la guerra y la masacre del pueblo iraquí. Debemos
luchar por: ¡Fuera los inspectores de la ONU de Irak! ¡Fuera
la ONU y los imperialistas del Golfo Pérsico y Medio Oriente!
La falsedad del discurso imperialista es tan evidente que
una simple revisión de la historia del siglo que pasó lo muestra:
desde el gas mostaza de la primera guerra mundial hasta las
atrocidades en Vietnam, pasando por la destrucción de Hiroshima
y Nagasaki, sin hablar de las innumerables dictaduras y golpes
militares que el imperialismo financió. Son incontables las
demostraciones que su “humanitarismo” es pura hipocresía que
desaparece cuando está en juego la ganancia capitalista.
TENEMOS QUE FRENAR LA MAQUINARIA IMPERIALISTA
El movimiento de la juventud y los trabajadores del mundo
es ahora la principal arma de defensa del pueblo iraquí. Todas
las manifestaciones contra la guerra son importantísimas.
El gigantesco movimiento antiguerra que se formó antes incluso
de que comiencen los ataques, es una fuerza valiosa contra
el imperialismo. Durante la guerra de Vietnam, los movimientos
contra la guerra al interior de los Estados Unidos fueron
la principal influencia para la derrota norteamericana. En
aquella ocasión no existía ninguna articulación previa: sólo
después de que los cuerpos de los muertos en la guerra comenzaron
a ser regresados a los EE.UU., la campaña antiguerra ganó
fuerza. Hoy, por el contrario, meses antes de la guerra hubo
millares y millares de personas protestando, y cada día aumenta
más el coro de voces contra la agresión imperialista.
Una vez más es el propio imperialismo quien se encarga de
encender la llama anti-imperialista. Las manifestaciones contra
la guerra, que han salido dispersas alrededor del mundo, estarán
concentradas ahora en una gran jornada mundial de acciones
para frenar la guerra. De New York a Tokio, de Praga a Madrid,
de Londres a Ciudad del Cabo, Sidney, Buenos Aires y Toronto,
pasando por Budapest, Glasgow y Dublin, por Berlin, Roma y
San Francisco, Génova, Bangkok, Atenas y San Pablo, son innumerables
las ciudades en todo el mundo donde las fuerzas antiguerra
están preparándose para denunciar e intentar frenar las maquinaciones
militares del imperialismo yanqui y de su principal aliado,
el imperialismo británico. La tarea del momento es, a partir
de esa jornada de manifestaciones contra la guerra, establecer
una gran red internacional anti-guerra, que organice acciones
en común en todos los países. ¡Todos los jóvenes, estudiantes
y trabajadores impulsemos ya, en cada fábrica y lugar de trabajo,
en las colonias, en cada escuela y universidad, comités que
organicen planes de acción para derrotar la guerra imperialista!
En ese movimiento amplio, que tiene en su primera línea a
la juventud revolucionaria de diversos países, la clase trabajadora
tiene reservado un rol destacado. En los periodos que preceden
las guerras, los trabajadores son quienes producen y transportan
las armas. Sin ellos, a ningún país le es posible emprender
una guerra. La acción huelguística de los trabajadores es
la que puede enfrentar mas frontalmente los planes de guerra
del imperialismo, porque sin el control de las fabricas, las
comunicaciones y los transportes, la maquinaria de guerra
se frena.
El mayor ejemplo de esto fue la acción de los ferroviarios
escoceses, que paralizaron sus actividades y se negaron a
transportar armas para el ejército británico, lanzando un
llamado para que otras organizaciones hiciesen lo mismo. De
la misma forma, en EE.UU. y Gran Bretaña algunos sindicatos
comienzan a cuestionar el destino de los fondos públicos;
después de todo, el dinero utilizado para asesinar a los trabajadores
iraquíes podría ser invertido para aumentar los salarios y
mejorar las condiciones de vida de los obreros de los países
agresores. Es ése el espíritu y ése el ejemplo que los trabajadores
de todo el mundo deben seguir: paralizar la producción para
paralizar la guerra. Esa es la herramienta más fuerte con
la que disponemos contra la guerra imperialista.
COMO DERROTAR AL IMPERIALISMO EN CASO DE GUERRA
La voracidad sin límites del imperialismo puede hacer estallar
la guerra en cualquier momento, pasando por encima de todas
esas contradicciones. En ese caso, no podemos dudar. Tenemos
que ponernos del lado de la nación oprimida contra el imperialismo,
desde el primer momento. Cada paso al frente que el imperialismo
consiga dar, cada posición conquistada por sus tropas, significan
más y más trabajadores y jóvenes iraquíes muertos por el petróleo
y un mayor impulso para la tentativa imperialista de imponer
su dominio sobre el mundo. Por otro lado, cada victoria parcial
de los trabajadores iraquíes es un tremendo golpe para el
imperialismo, como fue la victoria del pueblo vietnamita en
los años setenta.
Una victoria de este tipo fortalecería las luchas contra el
imperialismo en todos los países. Sería una gran trinchera
para los trabajadores y la juventud de América Latina en lucha
contra el ALCA, para los palestinos en lucha contra el Estado
sionista de Israel, para las masas árabes contra sus gobiernos
reaccionarios. Las burguesías imperialistas derrotadas estarían
desmoralizadas y vulnerables ante sus propias clases trabajadoras.
Y, sobretodo, para los trabajadores iraquíes que, fortalecidos
por la victoria y con las armas en sus manos, estarían en
mejores condiciones para derrotar al reaccionario Saddam Hussein
y construir una sociedad basada en los organismos de autodeterminación
de las masas. El imperialismo dice querer “llevar la democracia”
a Irak derribando a Saddam del poder. Pero en verdad lo que
quiere es instaurar un gobierno de sus generales. Los intereses
de los trabajadores de Irak no son liberarse de un opresor
local como Saddam para caer en las garras de un opresor nombrado
por el imperialismo. Sólo el propio pueblo iraquí puede tomar
en sus manos la liberación del régimen reaccionario de Saddam
Hussein.
CON O SIN LA APROBACION DE LA ONU, ESTAMOS CONTRA LA GUERRA
IMPERIALISTA
El reformismo, los populistas y “demócratas” de todas partes
del mundo, defienden que la guerra sería “legítima” si fuera
aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Gobiernos
como el de Chávez y Lula, que en sus momentos de furor llegan
a hablar contra las decisiones “unilaterales” de Bush, son
los primeros en decir que “solamente” apoyarían la guerra
si esta fuese aprobada por la ONU. Como si eso disminuyera
el sufrimiento de millones de iraquíes que tendrían sus vidas
destruidas por la guerra. Así como hoy los desacuerdos se
reflejan en la competencia comercial imperialista, un eventual
consenso sobre la guerra mostrará solo un acuerdo de intereses
económicos, y no haría que las bombas de Bush y Blair sean
más suaves. Prueba de que estos “demócratas” no están dispuestos
a enfrentar al imperialismo.
No importa cuantos foros e instituciones burguesas la “legitimen”,
la guerra de rapiña imperialista será siempre monstruosa.
Es preciso estar contra esa guerra, con o sin la aprobación
de la ONU. Luchar contra la guerra es luchar contra el imperialismo.
Por más consenso que haya entre los líderes imperialistas
respecto a la guerra, no aceptaremos que se maten miles de
iraquíes, que se arrase un país por petróleo.
PARA ACABAR CON LAS GUERRAS: DERROTAR AL CAPITALISMO
El capitalismo actual, en paz, es sólo un periodo preparatorio
entre guerras; así fue desde el inicio del siglo y así será
en tanto se mantenga este sistema de explotación. Esto es
así porque está en la propia naturaleza del capitalismo la
disputa sangrienta por la división de las riquezas del mundo
entre los diferentes imperialismos. Después de haber atacado
Afganistán, el imperialismo norteamericano ya apunta sus armas
hacia Irak y tiene una lista para los próximos años: Irán,
Corea del Norte y cualquier otro que se ponga como obstáculo
a sus planes.
Mientras que las armas, las fábricas de armas y las fuerzas
productivas de la humanidad estén en las manos de la burguesía
que tiene la necesidad de guerrear por las ganancias, no habrá
paz. Por eso, la lucha consecuente por la paz solo puede ser
dada a partir de una lucha sin treguas contra el propio sistema
capitalista, que es la lucha internacionalista del proletariado
contra las burguesías de todos los países.
Solamente derrocando a la burguesía y al imperialismo, tomando
en sus manos las fuerzas productivas y las armas, es que podrán
finalmente los trabajadores de todo el mundo reconocerse como
hermanos y poner fin a toda agresión. Una oleada revolucionaria
internacional, encabezada por los trabajadores y la juventud
de todos los países, barrería de una vez por todas las fronteras
nacionales que la burguesía creo, socializando los medios
de producción y dando inicio a la construcción del socialismo
internacional. Un mundo sin fronteras, sin clases, sin Estado,
donde la humanidad tenga como única ley: de cada quien de
acuerdo con su capacidad, a cada quien de acuerdo a su necesidad.
BARRICADA ROJA (Bolivia), CLASE CONTRA CLASE (Chile), JUVENTUD
POR LA REVOLUCION SOCIALISTA (Brasil), EN CLAVE ROJA (Argentina),
JUVENTUD DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA –CUARTA INTERNACIONAL
(Argentina), JUVENTUD DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (Venezuela),
CONTRA CORRIENTE (México)
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