Los estípites mencionados anteriormente, merecen atención especial; su cuerpo inferiror es octagonal y presenta características del orden salomónico; al llegar al cubo se aprecia que no hay tal sino que se permuta por la forma cilíndrica, lo que le da un toque de singularidad que solo se presenta en este conjunto franciscano; luego viene nuevamente la forma octagonal, una gran cantidad de molduras y adornos dan salida al capitel sobre el que descansa un bello entablamiento que corre a lo largo de la construcción; su arquitabre y friso vuelven a presentar la carga ornamental típica de este recinto; y en la cornisa se puede ver a mitad de cada sección y delante de las ventanas cruciformes perfectamente enmarcadas, unas repisas combadas hacia el exterior que sostiene unas peanas que quizá en algún momento fueron asiento de imágenes religiosas.