ESTELAS PERSISTENTES
Brillantes figuras celestes
Antonio Martínez Picar
Al aparecer un meteoro, en ocasiones se puede apreciar que a lo largo de su trayectoria queda una cola brillante que puede perdurar desde unos pocos segundos hasta varios minutos. Se trata de una fantasmal estela que adorna al cielo durante un breve pero indiscutiblemente significativo momento.
El choque de un meteoroide con las partículas atmosféricas produce la ablación de los constituyentes de la atmósfera y del propio meteoroide, dejando tras de sí una estela de átomos ionizados y excitados, en general. Dichos átomos son frenados de una manera bastante rápida a velocidades térmicas ordinarias, quedando libres y brillando en la traza del meteoro. La intensidad de la luminosidad de la estela es mucho menor que la de la cabeza del meteoro, y la misma disminuye en una tasa que viene determinada por diversos factores de su entorno, incluyendo la difusión, la recombinación y la adhesión. El ojo humano no puede distinguir las estelas de corta duración debido a que ellas sólo se mantienen por una fracción muy pequeña de un segundo (10-8 s) y alcanzan una extensión de apenas unos pocos metros tras la cabeza.
Las estelas de larga duración (estelas persistentes), que pueden mantenerse visibles desde algunos segundos hasta muchos minutos, están comunmente asociadas con meteoros brillantes y bólidos. En el trabajo de Hawkins y Howard (publicado en 1959) se sugiere que las máximas duraciones de estelas ocurren en aquellos meteoros producidos a una altura cercana a los 93 km, independientemente del brillo del meteoro en sí.
El radio inicial (ancho aparente de la luminosidad en la cabeza del meteoro) es difícil de determinar. En los primeros estudios se asumía que este debia ser del orden del recorrido libre medio (o a lo sumo, 14 veces esta magnitud.) Sin embargo, medidas fotográficas y de radio posteriores sugieren que el radio inicial es bastante mayor.
En el trabajo fotográfico de Hawkins y Whipple (publicado en 1958) se concluye que, para aquellos meteoros cuyo brillo esté comprendido entre 0m y +3m, el radio inicial es de ½ metro. Luego la columna se expandirá rápida y radialmente, alcanzando despúes de varios segundos (o minutos) un diámetro del orden de un kilómetro, por lo que se torna un objeto fácilmente visible y fotografiable.
De los registros totales de algunos importantes astrónomos se desprende que un paciente observador puede esperar ver una estela con una duración de diez o más segundos por cada mil meteoros que registre. Expresando esto de otra manera, un observador podrá ver en promedio una estela persistente cada 150 horas de observación. En general, mientras más brillante sea el meteoro, mayor será la duración de la estela. Por otro lado, Millman y Robins demostraron en 1935 que para una magnitud dada, la duración de la estela aumenta en función de la velocidad del meteoro.
Las estelas persistentes no sólo presentan un movimiento de deriva general, sino que frecuentemente desarrollan muchos bucles y curvas poco después de su formación. Esta distorsión de la estela es debida a las corrientes de viento cruzado de la alta atmósfera.
Una estela persistente puede exhibir una amplia gama de colores, siendo las combinaciones verde-blanco y azul-blanco las más comunes (aunque pueden presentarse tonalidades amarillas y/o rojizas también).
Bibliografía Consultada
-Arlt, R; Hawks, R; Koschack, R; Koshny, D; Knöfel, A; McBeath, A; Rendtel, J; Roggemans, P; Steel, D; Wood, J and Znojil, V. 1995, Handbook for visual meteor observers, editado por Jürgen Rendtel, Rainer Arlt y Alaister McBeath (IMO), Postdam, pp. 308
-McKinley, D.W.R. 1961, Meteor Science and Engineering. McGraw-Hill, New York, 309 p.
-Sugar, G.R. 1964, Radio propagation by reflection from meteor trails. Proceedings of the IEEE, 52, pp. 116-136.
Última Actualización: Marzo de 2001