El cuello de botella genético

 

Desde que se ha podido analizar en detalle el genoma humano se ha encontrado un hecho sorprendente, y es que todos los humanos son extraordinariamente parecidos entre sí desde un punto de vista genético. Las diferencias genéticas entre razas son muy escasas y afectan únicamente a unos pocos genes. Esto se atribuye a la existencia de un “cuello de botella” en la historia de la Humanidad. Un cuello de botella es un episodio en que mueren casi todos los miembros de una especie menos unos pocos, y la especie vuelve a regenerarse a partir de ellos. A partir de entonces, todos los miembros de esa especie serán casi idénticos genéticamente, porque todos descienden de esos pocos supervivientes. La estructura genética de la Humanidad indica la existencia de una extinción casi total hace unos 70.000 años. Aunque no se conoce la causa con seguridad, podría deberse a la erupción del volcán Toba, en Indonesia, que tuvo lugar aproximadamente hacia esa época. Esta fue una erupción gigantesca, probablemente la erupción más potente de los últimos 2 millones de años, y tuvo que cubrir de una gruesa capa de cenizas gran parte de los continentes, y alterar de forma catastrófica el clima. Por aquél entonces, los humanos se habían extendido por la parte este de África y el sur de Asia,  precisamente, las zonas más afectadas por la erupción. Los chimpancés y gorilas habitaban el oeste de África, y debieron resultar menos afectados, aunque en los chimpancés también se ha encontrado un cuello de botella genético hacia la misma época, aunque menos acentuado que en los humanos. Probablemente no quedaron más que unos pocos miles de humanos, viviendo una región relativamente reducida. Es como sí en la actualidad una catástrofe eliminara a toda la humanidad menos a los habitantes de un pequeño pueblo.

Sin embargo, los humanos mostraron una sorprendente capacidad para recuperarse. Unos miles de años después los humanos se habían vuelto a extender por el área que ocuparan antes, y hace unos 60.000 años habían colonizado Australia, donde nunca antes se habían establecido. No solo esto, sino que se nota un cambio en su comportamiento. Los humanos llevaban existiendo 100.000 años antes de la catástrofe, pero nunca habían mostrado gran tendencia a las innovaciones. Durante todo ese tiempo habían venido usando herramientas de piedra muy similares a las de otras especies de homínidos, como los Neandertales, sin cambiarlas o mejorarlas. El primer signo de esto habría cambiado es precisamente el hecho de que colonizaran Australia. Australia ha estado siempre separada de Asia por un brazo de mar de al menos cien kilómetros de ancho, así que para llegar a Australia los humanos primitivos tuvieron que ser capaces de construir y dirigir algún tipo de embarcación. Ningún otro homínido hasta ese momento había mostrado tal capacidad. Unos miles de años más tarde, se empiezan a encontrar muestras de sentido estético o artístico, como adornos, esculturas, y algo más tarde, pinturas. Esto tampoco había aparecido nunca anteriormente. Aunque es imposible saber con seguridad si existe una relación de causa-efecto es tentador especular que este cambio esté relacionado con la catástrofe. Podría ser que la situación de dificultad extrema estimulara a los supervivientes para desarrollar nuevas capacidades, o que estas capacidades estuvieran presentes en un pequeño grupo de humanos, y fueran las que permitieran a ese grupo sobrevivir cuando todos los demás murieron.

 

 

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