LA TIENDA DE LOS BUENOS DESEOS

Hace mucho tiempo, caminando por un caminito perdido, por un lugar cualquiera encontré un letrero que decía: "la Tienda de los buenos deseos". Como soy muy curiosa entré, y vi muchos chicos charlando, riendo, y compartiendo mientras que hacían sus compras. Uno de ellos me alcanzó una canastita y me dijo: -compra con cuidado. Todo lo que necesita una buena persona está en este lugar.
Primero compre paciencia, el amor estaba en la misma góndola. Más abajo había comprensión, que se necesita por donde uno vaya. Compré dos cajas de sabiduría y dos bolsas de buenos propósitos. Me encantó el envoltorio del perdón.
Me detuve a comprar fuerza y coraje para ayudarme en esta carrera que es la vida. Ya tenía casi lista la canasta cuando recordé que necesitaba solidaridad y que no podía olvidar amistad, que la ofrecen ¡gratis!
Entonces tomé bastante de ella para brindársela a todos. Caminé hasta el cajero para pagar la cuenta porque ya tenía todo lo que necesitaba, pero cuando iba a llegar, vi respeto y lo puse en mi canasta repleta, porque cuando saliera sabía que lo iba a usar.
La paz y la felicidad estaban en los estantes pequeños al lado de la caja y aproveché para llevarlas. La alegría colgaba del techo y arranque una para mí.
Llegué al cajero y le pregunté: -¿cuánto te debo?
El sonrió y me contestó: lleva la canasta donde vayas.
-Sí, pero ¿cuánto te debo?- volví a pregguntar.
Él otra vez sonrió y dijo: -no te preocupes, cuando tu canasta esté vacía y hayas usado todo lo que llevas, tu deuda estará paga.

 

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