El poder de los actos simples
Un día, cuando yo era un adolescente en la escuela secundaria,
vi a un chico de mi clase que caminaba hacia su casa cuando
regresaba de la escuela. Su nombre era Peter.
Parecía que llevaba todos sus libros de la escuela. Yo pensé
para adentro: "¿Por qué alguien traería todos sus libros
a casa un viernes?
Realmente debe de ser nerd."
Yo tenía un fin de semana muy bieplaneado
(fiestas y un partido de fútbol con un amigo el sábado a la
tarde), y seguí caminando cuando vi a varios niños que corrían
hacia él golpeándolo y tirando todos sus libros y al mismo
tiempo haciéndolo tropezar para que él aterrizará en la
suciedad. Sus anteojos salieron volando, y yo los
vi aterrizar en el césped aproximadamente a diez pasos de él.
Él se levantó. Había una gran tristeza en sus ojos. Así que
corrí hacia donde estaba y cuando se arrastró para buscar sus
anteojos, vi una lágrima en sus ojos.
Cuando le di sus gafas, le dije que no se preocupara, que "Esos
tipos son unos tontos. Realmente deberían hacer algo con su vida."
Me miró y dio las gracias.
Lo ayudé a recoger sus libros y le pregunté dónde
vivía. Resultó que vivía cerca de mi casa, y por eso le
pregunté por qué yo nunca lo había visto antes. Él contestó
que había asistido a una escuela particular antes de asistir a
ésta. ¡Yo nunca me hubiera juntado con alguien de una escuela
particular antes!
Conversamos todo el camino a casa, y yo llevé sus libros. Resultó
ser un chico bastante agradable. Le pregunté si quería jugar fútbol
el sábado
conmigo y mis amigos, y me dijo que sí.
Salimos el fin de semana y cuanto más lo conocía, más me
agradaba su forma de ser y mis amigos pensaban lo mismo.
El lunes al llegar a la escuela vi a Peter de nuevo con todos sus
libros.
Lo detuve y le dije: "muchacho, realmente vas a sacar músculos
cargando esos libros todos los días!" Él apenas se rió y
me dio la mitad de los libros.
Durante los siguientes cuatro años, Peter y yo nos hicimos
grandes amigos.
Cuando estabamos en la Secundaria empezamos a pensar en la
universidad.
Peter decidió irse a Georgetown, y yo a Duque. Yo sabía que
siempre seríamos amigos, y que la distancia nunca sería un
problema para nuestra
amistad. Él quería ser doctor, y yo iba por una cuestión
relacionada con una beca del fútbol. Peter era siempre el
primero de nuestra clase y yo lo fastidiaba todo el tiempo diciéndole
que era nerd.
Él tuvo que preparar un discurso para el día en que nos
graduamos. Y me alegré de no
ser yo el que tenía que levantarse allí y hablar. El día de la
graduación, vi lo bien que estaba Peter. Tenía más citas que
yo y todas las chicas lo amaban! Es más, algunas veces yo sentía
envidia. Pero era uno de esos días en que sabía
que él estaba nervioso por lo de su discurso.
¡Así que le di una palmada en la espalda y le di suerte. Él me
miró con una de esas miradas de agradecimiento y sonrió.
Cuando empezó su discurso, aclaró su garganta, y empezó.
"Es un buen momento para agradecer a aquéllos que me
ayudaron durante estos años
difíciles. Mis padres, mis maestros, mis hermanos, quizá hasta
a un entrenador físico... pero principalmente a mis amigos.
Quiero contarles algo:..."
Lo miré con incredulidad cuando él contó la historia del día
que nos conocimos.
Ese día él había planeado suicidarse durante el fin de semana.
Habló de cómo había limpiado su locker para que su mamá no
tuviera que hacerlo después y que se llevó todos sus libros a
casa. Me miró fijamente y me sonrió. " Mi amigo me salvó
de hacerlo.."
Hubo un completo silencio por parte de toda esa gente al oír cómo
este chico tan popular nos contaba su momento más débil. Yo vi
a su mamá y
papá mirándome y sonriéndome con una sonrisa agradecida.