Breve historia del Museo del Botijo.
Comenzó como se inician estas cosas. "Mi suegra tenía un botijo muy bonito, de corcho y metal -recuerda Pablo Castelo-, que llegó a mis manos como regalo. Lo coloqué en un lugar preferente, pero cuando lo miraba me daba pena verlo tan sólo. Así que me decidí a tener algunos más. Poco a poco, casi sin darme cuenta, logré reunir un centenar y a partir de ahí me convencí de una cosa: coleccionar botijos es caro pero apasionante".
Primer botijo del Museo (Dolores Caturla)
Lo anterior ocurria en el año 70. Con la fiebre de coleccionar botijos de todos los rincones del mundo, Pablo Castelo, sus hijos y por supuesto todos sus amigos, se impusieron la obligación de conseguir para Villena un museo que fuera ejemplar, del que pudieran presumir como un segundo tesoro.
En el Museo del
Botijo hay dos plantas dedicadas a recoger los mil doscientos
ejemplares que se exhiben en la actualidad. Están clasificados
por países y los nacionales, por zonas y comarcas. Pablo Castelo
ha recorrido Rusia, Argentina, Colombia, México, Chile,
Paraguay, Perú, Marruecos, Francia, Grecia, Portugal, Italia y
Estambul (Turquía) buscando ejemplares raros. Su búsqueda está
plagada de cientos de anécdotas: "Un día llamó a mi
puerta un religioso de un colegio de Carmelitas de Santiago de
Chile. Traía en la mano un botijo y un mensaje. <
Hay, cientos de anécdotas. Desde el cónsul de Nador, que envió un precioso y raro ejemplar, hasta el propietario de la firma Lois, que rellenó un cheque, sin poner cantidad, y dijo que pusiera precio por su Museo. "No lo venderé nunca porque el Museo no tiene precio. Hay botijos que me han costaddo hasta 20.000 pesetas. Pero los viajes, las caminatas, las gestiones para encontrar los ejemplares más raros no pueden ser valorados".
El Museo del Botijo de Pablo Castelo siempre está abierto al público pese a ser privado. Colegios, asociaciones, congresistas, personalidades de la vida política y militar... "Es una aportación que hago al pueblo. Mis colecciones no son mías, son de todos. Siempre están a disposición de quienes quieran verlos.