RESEÑA HISTORICA


Liceo de Cervantes Barranquilla

Desde los gloriosos días en que el padre Calixto dictaba sus catedras en el colegio León XIII, cuyos gratos recuerdos aún perduran en la mente de los barranquilleros que pasaron por sus aulas. Los agustinos habían desaparecido de los campos de la doscencia. Los ecos de miles de voces reclamaban la vuelta de los agustinos a los claustros,aún se escuchaban por las arenosas barrancas de San Nicolás. Esta imperiosa "llamada" se convierte en realidad al inciarse en el año 1965, las obras del nuevo colegio Liceo de Cervantes, situado al norte de la ciudad, en la Cra. 51b, entre las calles 87 y 89, sector que por esos tiempos no había sido urbanizado. Son momentos duros y llenos de incertidumbres, pero las obras se emprenden a toda marcha, bajo la dirección del sol tropical al ritmo de caterpilar y machete. Se coloca la primera piedra el día 19 de junio de 1965, una vez terminada las obras de desmonte. Las primeras solicitudes de ingreso al colegio las hacen en las oficinas de la Parroquia de San Nicolás de Tolentino en diciembre de 1965. Se publicó un folleto de propaganda del nuevo Colegio en cuatro páginas realizado por el Padre Teodoro Rivero, cuyo éxito fue rotundo y abundante los aspirantes cervantinos. Por fin llegó la hora y el día de tantas ilusiones y sueños mezclados con algo de romanticismo. El 15 de febrero de 1966, cinco religiosos agustinos, vestidos de hábito, con el corazón inundado de esperanzas ciertas y las manos llenas de generosidad y servicios, determinaron iniciar sus trabajos educativos en el apenas estructurado LICEO DE CERVANTES. El primero de marzo de 1966, las puertas se abren de par en par para recibir los primeros 130 alumnos que con miradas de asombro, sospecha y cierto recelo, caminaban con pasos inciertos por los empolvados patios. El padre Eustaquio Arrausi es el encargado de dirigir a estos entusiastas muchachos que empezaban a construir historia en los pasillos y salones del nuevo colegio. El padre Teodoro Rivero (q.e.p.d.) y el padre Manuel Santamaría y el padre Ismael Escudero colaboraban con esmero al padre Eustaquio. El hno. Carlos surtía a diario de tinto y gaseosa a la comunidad, trasportadas desde San Nicolás en una desvencijada camioneta que gritaba por un merecido descanso. Al principio la comunidad agustina tenía que trasladarse diariamente a la Iglesia pro-catedaral de San Nicolás de Tolentino, donde residía; hasta cuando el día 23 de marzo de 1966 se instalaron definitivamente en la residencia que domina todo el conjunto cervantino. Entre el asombro y la expectativa las clases siguen siguen el ritmo normal: La profesora Odilcy Navarro se encarga de los "universitarios" la profesora Lérida Villalobos de los segundos, la profsora Judith Vacca de los primeros y la profesora Cira Gómez, se encarga de orientar las clases de Inglés. El proyecto cervantino ya es una realidad, pero ante las demandas de solicitudes, se hace necesario aumentar las aulas del Cervantes. De esta manera entre 1969 y 1970 se completa la segunda étapa que corresponde a primaria. De esta manera se proyecta la edificación del Colegio Liceo de Cervantes de Barranquilla en sintonía con el desarrollo urbanistico y poblacional de la Ciudad de barranquilla.

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Generalmente sospechamos de los demás lo que sentimos en nosotros mismos. (In.ps. 118,12,4)

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