Cuando el sol, por la mañana,
con dulce dedo amarillo,
me diga que me despierte,
que no me pierda su brillo,
desperezaré mi cuerpo
que junto al tuyo ha dormido
y sentiremos el gozo
de un nuevo día nacido.

Trabajaremos los campos
para cultivar cariño,
tejeremos ilusiones,
construiremos castillos
y lavaremos las sombras
que enturbien nuestro cariño,
amasaremos el pan
de lo justo y lo sencillo.

Cuando aparezca la luna,
con su vestido de plata,
pintando el cielo de oscuro
para reflejar su cara,
me esconderé entre tus brazos,
donde no existen fantasmas,
y viviremos, en sueños,
lo que la razón no alcanza.

Se acercarán las estrellas
a mirar por la ventana,
nos encontrarán unidos,
cuerpo en cuerpo y alma en alma.
Seremos fuego y hoguera
que funda nuestro cariño,
después, vestidos de calma,
nos quedaremos dormidos.

Y así, seguiremos siempre,
cada noche, una mañana,
hasta que la noche quede
y el sol ...... no nos diga nada.

R I A ..... (Mayte)

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Actualizac.: 29 de Agosto de 1999
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