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Libro |
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Ch. III |
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El símbolo
es el vehículo que liga dos realidades, o mejor dos planos de una
misma realidad. Participa pues de ambas: de allí su pluralidad de
significados. Para la antigüedad, el símbolo era el representante
de una energía-fuerza que permitía la ruptura de nivel, el
acceso a otros mundos, o la obtención del conocimiento de diferentes
planos de este mismo mundo, caracterizados por distintos grados de conciencia.
El símbolo era y es, en consecuencia, el medio de comunicación
entre los dioses y los hombres, objeto sagrado por excelencia, ya que él
cuenta la historia verdadera, la eficaz, y no la siempre cambiante, de
múltiples falsas apariencias.
El término griego symbolon se refería a dos mitades de algo que se juntaban, que coincidían, y conformaban un signo de reconocimiento; puede apreciarse inmediatamente que estas dos mitades son análogas, lo que caracteriza a la simbólica, pues nada ni nadie puede expresar o transmitir algo si no lo hace mediante una correspondencia entre lo que quiere manifestar y la forma en que lo manifiesta, es decir, el arte con que lo hace. Federico González es autor de: La Rueda, Una Imagen Simbólica del Cosmos, Symbolos 1986, Barcelona; 2ª ed.: B. D. E. 1988, México; Los Símbolos Precolombinos, Cosmogonía, Teogonía, Cultura, y En el Vientre de la Ballena, Obelisco 1989, 1990, Barcelona; El Tarot de los Cabalistas, Vehículo Mágico, Kier 1993, Buenos Aires. En este libro nos habla de Simbolismo y Arte mediante un ajustado discurso, una poética, que como tal tiene un indudable transfondo musical. © Federico González 1998, 2004. |
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