La mortalidad es compleja. Aspirar a lo efímero de la vida es resignarse, y aunque todos lo hagamos alguna vez, no es lo que queremos.

Queremos persistir, ir más allá. Podemos lograrlo creyendo en lo sobrenatural, esperando otra vida más allá del fin de esta. Podemos llamar todas las noches a cuanto demonio encontremos e intentar pactar con él nuestra eternidad.

Podemos apostar al empirismo positivo y creer que algun día venceremos a la muerte. Podemos tener una "vida sana" que alargue al máximo esta vida. Podemos tener hijos. Podemos, también, poner nuestros esfuerzos en ser reconocidos por alguna célebre obra que realicemos.

Nada de eso nos asegura poder sobrepasar esta mortalidad humana.

Tristemente debemos decir que no hay pruebas de que podamos ser más que simples seres humanos, desdichados hombres.

Pero hay un modo, una manera de abandonar la piel humana y codearse con la divinidad.

Existen seres extraordinarios, seres humanos a los ojos de todos, tan táctiles y visibles como cualquiera, y tan mortalmente efímeros como todos.

Su existencia puede bien transcurrir como 'una más'. Son falibles, sentimentales, irracionales, torpes, violentos... en fin, tan humanos como todos.

Esa es su piel, su cáscara, su máscara. Quienes los vean así y no intenten ver más allá, perderán lo importante.

Son, y no lo divulguen por ahí, Dioses. Con todas sus cualidades humanas, ellos son Dioses. Crean realidades, forman universos enteros, pueden saber lo que piensa cada una de sus creaciones, están en toda su extensión y no están en ningun lado. Un Olimpo, un clan de dioses. Dioses entre los hombres, hombres que son Dioses, una casta que maneja a gusto y piacere el destino.

El clan del destino (el clandestino) está aquí. Infinidad de nuevas realidades se presentarán, a capricho de tan falibles seres. Darles poder a los hombres es algo terrible.

Mirando por la ventana lo comprendí, el Enigma permite protección.

Yo también quise ser Dios, quise hacer y deshacer, abandonar mi piel mortal.

¿Puedo entrar?

De todas formas, ya estoy aquí. Para echarme van a tener que matarme, y no se puede asesinar a un Dios. Por más que ustedes también sean dioses.

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