El demonio aunque tiene permiso de Dios para interferir en nuestra vida, solo lo tiene de manera restringida. Puede actuar de tres maneras: Por medio de la tentación. Este es el modo normal en que actúa proponiendo a nuestra voluntad acciones y pensamientos contrarios a la voluntad de Dios. En ella su acción es totalmente exterior y todos somos sujetos de ella. La segunda forma en que actúa es lo que se llama: Perturbación. Esta es ya una acción directa del demonio, en la cual puede afectar diferentes aspectos de nuestra vida, incluida nuestra misma salud. Su acción es exterior pero tiene ahora acceso a nuestra propia persona. Para ello, el hombre debe exponerse a su acción y el demonio obtener un permiso especial de Dios. Finalmente está la posesión, la cual es una acción interior del demonio en el cual tiene acceso a todo el cuerpo de la persona. Para ello, no solamente debe haber elementos que haya inducido, sino una "aceptación" (a veces se da esta aceptación mediante engaños del mismo enemigo) de parte de la persona y un permiso especial de Dios (que difícilmente le da). La fe es muestro escudo y la oración nuestra mejor protección. «El poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque su acción cause graves daños - de naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física - en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8, 28)». CIC 395
Para que el demonio pueda "perturbar" a una persona, es decir tener acceso a ella de manera directa, es necesario, aparte del permiso de Dios, el que la misma persona se haya expuesto a lo que se conoce como "los terreno o dominios de Satanás". Esto es actividades en las cuales el demonio tiene una participación directa y activa. Entre ellas están: la lectura de las cartas y de la mano, la consulta de magos o adivinos, y todo lo que sea búsqueda del conocimiento al margen de Dios (incluidos los Horóscopos y la Huija). Estas actividades, de las cuales la mayoría son charlatanería que solo buscan sacar dinero, debilitan la fe que es nuestro escudo, pues se pone la confianza no en el Dios providente, en el Dios que nos ama y que hace que "todas las cosas cooperen para aquellos que le aman". Más grave aun es el hecho de que algunos de estos elementos de adivinación son verdaderamente dirigidos por Satanás, el cual conoce nuestro pasado y puede conocer también nuestro futuro, lo cual acredita a quienes se dedican a esta actividad como verdaderos servidores del demonio. Quien tiene la desgracia de toparse con uno de estos, ha puesto en grave riesgo su vida espiritual y muchas veces incluso psíquica y física, pues el demonio nunca deja de cobrar lo que se le debe. No pongamos en riesgo nuestra fe y nuestra vida, confiemos en el Dios que salva y en su infinito amor.
Palabra de Dios 1Cor 15,12-20
Hermanos: Si hemos predicado que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos entre ustedes dicen que no resucitan los muertos? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y la fe de ustedes vana también. Seríamos además falsos testigos de Dios, porque hemos atestiguado falsamente que Dios resucitó a Cristo: si fuera cierto que los muertos no resucitan Dios no habría resucitado a Cristo. Porque si los muertos no resucitan, tampoco ha resucitado Cristo. Y si Cristo no ha resucitado, es vana la fe de ustedes; y por lo tanto todavía viven ustedes en pecado y los que murieron en Cristo han perecido. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan solo a las cosas de esta vida, somos los más miserables de todos los hombres. Pero no es así, porque Cristo resucitó y resucitó como primicias de todos los muertos.
Dios nos ha dado la presencia de sus Espíritu para que podamos vivir esta vida con alegría, con paz y con gozo... pero también nos ha prometido que "ahí donde él está también estaremos un día nosotros con él. Esta es la esperanza que alienta nuestra vida: el poder participar un día de toda la eternidad con él. Por ello, como dirá san Pablo, para el cristiano la vida es Cristo y la muerte una ganancia. Santa Teresa de Avila, que había entendido bien la vida que le esperaba decía: "Muero porque no muero, y tan alta vida espero, que muero porque no muero". Nuestra vida en la tierra, fundada en Cristo vivida en el poder del Espíritu, es la experiencia más fabulosa que el hombre pueda tener, pero aun así, lo que Dios tiene preparado para los que le aman: Ni ojo vio, ni oído escuchó. La prueba definitiva de la fidelidad de Cristo a sus promesas lo tenemos en María Santísima, a la cual, siendo de naturaleza humana como todos nosotros, Dios la resucitó y con ello nos mostró lo que será de nuestra vida, si como ella sabemos ser fieles y vivir nuestra vida en Cristo. Hermano, vive tu vida, en el gozo del Espíritu, y deja que la hermana muerte sea la puerta que un día te conduzca a los brazos amorosos del Padre.
Que tu día esté lleno del amor de Dios y de la ternura de María y que pases un excelente fin de semana.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Ernesto María, Sacerdote
Los angeles y reflexiones....
Dios ha creado para su servicio una serie de seres espirituales entre los cuales se encuentran los Serafines (Is 6,2-7), los Querubines (Gen 3,24;Ez 28,14), los Tronos, Dominaciones, Principados (cf. Col 1,16) , así como Angeles y Arcángeles. Cada uno de estos con una función particular en el servicio de Dios. De acuerdo a la Escritura, solo los Arcángeles son mencionados con nombres específicos y en la Sagrada Escritura solo se mencionan 3: Miguel, Gabriel y Rafael (en la literatura extrabíblica se mencionan otros 4: Uriel, Ragüel, Seraqael y Haniel [1er Libro de Enoc]). La palabra Miguel, significa en hebreo: "Quien como Dios", y es mencionado varias veces en el NT (Jn 9; 1Tes 4,16) como el ángel que venció al Demonio. Gabriel significa en hebreo: "Campeón de Dios". Su participación en la historia de la salvación es muy conocida pues de acuerdo a San Lucas (Lc 1,26-38), es el arcángel que Dios envía para anunciar a María el misterio de la Encarnación. Rafael significa: "Medicina de Dios" o "Dios salva". Es mencionado en el libro de Tobías (Tob 12) como el acompañante de Tobías por medio del cual se realizarán dos curaciones milagrosas. «S. Agustín dice respecto a los ángeles: "El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel". Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20). En tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (DS 3891) e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de su gloria da testimonio de ello». CIC 329-330
Palabra de Dios
Ap 12,7-12
En el cielo se trabó una gran batalla: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón. El dragón y sus ángeles lucharon ferozmente, pero fueron vencidos y arrojados del cielo para siempre. Así, el dragón, que es la antigua serpiente, la que se Ilama Diablo y Satanás, la que engaña al mundo entero, fue precipitado a la tierra, junto con sus ángeles. Entonces yo, Juan, oí en el cielo una voz poderosa, que decía: "Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías, porque ha sido reducido a la impotencia el que de día y de noche acusaba a nuestros hermanos, delante de Dios. Pero ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron, pues su amor a la vida no les impidió aceptar la muerte. Por eso, alégrense los cielos y todos los que en ellos habitan".
En este pasaje de la Escritura es claro que el demonio existe y que tiene poder, sin embargo su poder ha "sido reducido a la impotencia" mediante la victoria de Cristo. Por ello decía san Pablo: "Todo lo puedo en aquel que me conforta". Una de las cosas fundamentales que el hombre debe aprender y ser consiente es de su debilidad. Solamente cuando aceptamos nuestra condición de flaqueza, seremos entonces capaces de pedir a Dios su ayuda y de dejar que sea precisamente su poder el que nos dé la victoria. Muchos hermanos se pasan la vida luchando afanosamente por superar una tentación sin lograr en ellos muchos resultados. Y es que la fuerza no está en nosotros sino en Cristo. En necesario que el venza. Para ello es pues necesario darle más espacio en nuestra vida... dejar que el lo llene todo, que el lo conduzca todo, que su evangelio llegue realmente a ser la norma de nuestra vida. La oración que se alarga y se hace profunda intimidad, va abriendo espacio para que Dios, por medio del Espíritu santo, venza en nuestras batalla y nos lleve a la victoria final. Ábrele espacio en tu agitado día para que tu oración se alargue y pueda profundizar en Dios.
Que tu día esté lleno del amor de Dios y de la ternura de María. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Ernesto María, Sacerdote.