Carlos Manuel Vicente
Castro
Exministro de Gobernación
y exdiputado
El 25 de mayo, el Partido Liberación Nacional celebró su primera Asamblea Plenaria, después de dos aparatosas derrotas: en febrero y en abril.
Asistí con Rufino Gil al hotel Corobicí, el 7 de abril, para acompañar a nuestro candidato Rolando Araya en el discurso de aceptación de la derrota. El ambiente fue preocupante: expresiones como "se acabó Liberación", "de esta cama no nos levantamos" y otras tantas mostraban el pesimismo que se respiraba.
Muchos se nos acercaron para que, como viejos luchadores, tomáramos la bandera que permitiera al PLN continuar siendo baluarte de esperanza.
Al día siguiente transmití este anhelo a muchos otros dirigentes históricos, todos mayores de 75 años. Iniciamos el aporte con el nombre RAÍCES, redactamos un manifiesto y escribimos las condiciones necesarias para salir del marasmo.
Abrir espacios. En RAÍCES dijimos, desde las primeras reuniones, que cualquier cambio renovador debía de ser precedido por la renuncia de los integrantes del Comité Ejecutivo y del Directorio Político. No porque fueran culpables, sino con el propósito de abrir espacios para los cambios y las nuevas caras.
Apenas cuatro semanas después del angustiante 7 de abril en el hotel Corobicí, el PLN se reúne en una Asamblea Plenaria abierta a todo público. Los discursos fueron francos y maduros. Los asambleístas mostraron capacidad para interpretar la realidad y trascendencia de la reunión. Al final se marcó un derrotero responsable y optimista.
Así se eligió un Comité Ejecutivo de lujo, de gente joven, capaz, alegre, sonriente y con fe en el futuro. Una Comisión Transitoria, con integrantes de distintos sectores, durante 18 meses se encargará de volver a colocar en el primer lugar de la agenda la lucha contra la corrupción, afianzar el marco social demócrata y revisar estatutos. En 18 meses la Comisión deberá convertir al PLN en la casa cómoda de los socialdemócratas y de la gente honrada de Costa Rica.
A un partido con 50 años, sin dueño y donde nadie es más importante que el conjunto, le fue fácil librarse de ataduras para seguir su camino triunfal. Lo haremos con jóvenes valiosísimos en la primera línea y un ejército de dirigentes con la experiencia de más de 75 años, colaborando y apoyándolos.
Para avanzar. Cuando Don Pepe, con su visionario pensamiento, transformó el figuerismo en liberacionismo, lo hizo para avanzar hacia un ciudadano de primera para el siglo XX. Hoy Costa Rica exhibe orgullosa ese ciudadano, producto del pensamiento y de las luchas de Liberación Nacional.
El resultado de la Asamblea Plenaria del 25 de mayo nos permite soñar con asumir de nuevo la responsabilidad de formar al ciudadano de primera para las exigencias del siglo XXI. Nos permite soñar con un país con la necesaria infraestructura vial, de puertos y aeropuertos, con comunicación digital de punta y con libre acceso tecnológico.
Seguiremos empeñados en mejorar
la educación, la cultura y la salud. Queremos compararnos sin complejos
con las grandes naciones. Son los mismos ideales con las exigencias de
siglos distintos. Son retos que podemos soñar con un PLN fuerte
y reverdecido.