Estados Unidos está desarrollando en este momento avanzados sistemas de "armamentos de destrucción en masa" y se prepara para usarlos donde crea necesario. Ellos tienen más armas que las que pueda amasar el resto del mundo. Ellos han rechazado todos los acuerdos internacionales sobre armas químicas y biológicas, denegando la inspección de sus propias fábricas de armamentos. La hipocresía tras sus declaraciones públicas y sus acciones es casi un chiste.
Estados Unidos cree que las
3,000 muertes de Nueva York son las únicas muertes que cuentan,
las únicas muertes que importan. Son muertes "americanas." Las otras
muertes son irreales, abstractas, de ninguna consecuencia, según
ellos. Las 3,000 muertes causadas por ellos en Afghanistán nunca
se mencionan. Los cientos de miles de niños iraquíes muertos
gracias a las sanciones norteamericanas y británicas que los han
privado de medicamentos esenciales nunca se mencionan. Los efectos
del uranio reducido, usado
por Estados Unidos en la guerra del Golfo nunca se mencionan. Los niveles
de radiación en Iraq son alarmantes. Nacen bebés sin cerebro,
sin ojos, sin genitales.
Donde van los oídos tienen la boca o el recto, lo que mana de esos orificios es sangre. Las 200,000 muertes causadas en Timor Oriental en 1975 por el gobierno indonesio que Estados Unidos inspiró y apoyó, nunca se mencionan. Las 500,000 muertes en Guatemala, Chile, El Salvador, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Haití, en acciones apoyadas y subsidiadas por los Estados Unidos, nunca se mencionan. Los millones de muertos en Vietnam, Laos y Camboya nunca se mencionan. El padecimiento desesperado de los palestinos, factor central en la crisis mundial, apenas se menciona. ¡Pero qué malinterpretación del presente y qué perversión de la historia es ésta! Los pueblos no olvidan. No olvidan la muerte de los suyos, no olvidan la tortura y la mutilación, ellos no olvidan la injusticia, no olvidan la opresión, no olvidan el terrorismo de las grandes potencias. No sólo los pueblos no olvidan, sino que contraatacan.
La atrocidad cometida en Nueva York era predecible e inevitable. Fue un acto de retaliación contra las manifestaciones sistemáticas del terrorismo de estado ejercido por los Estados Unidos a lo largo de muchos años, en todas partes del mundo.
En Gran Bretaña el
público ha recibido la advertencia de estar vigilante y preparado
para potenciales actos terroristas. El lenguaje
mismo que se usa es descabellado.
¿Cómo se materializará esa vigilancia pública?
¿Usando una bufanda sobre la boca para filtrar los gases venenosos?
Sin embargo, cualquier ataque terrorista sería inevitable consecuencia
de la despreciable y vergonzosa sumisión de nuestro Primer Ministro
a los Estados Unidos. Al parecer ya fue interceptado un ataque de gas venenoso
en el metro de Londres. Pero ese tipo de acción aún podría
perpetrarse. Miles de escolares usan el metro a diario. Si ocurriera un
ataque de gas que los matara, toda la responsabilidad recaería sobre
nuestro Primer Ministro. Es innecesario aclarar que el Primer Ministro
no viaja en metro.
La guerra contra Irak constituye, de hecho, un plan de asesinato premeditado contra miles de civiles para supuestamente librarlos de su dictador. Estados Unidos y Gran Bretaña prosiguen un curso de acción que sólo conducirá a una escalada de violencia a través del mundo y a la catástrofe. Es obvio, sin embargo, que Estados Unidos está inflado de ganas de atacar a Irak. Creo que ellos lo harán, no sólo para tomar control del petróleo iraquí, sino porque la actual administración norteamericana es en estos momentos una bestia sedienta de sangre. Las bombas son su único vocabulario. Muchos norteamericanos están horrorizados ante la postura de su gobierno, pero parecen estar desvalidos.
A menos que Europa reúna la solidaridad, la inteligencia, el valor y la voluntad para resistir el poder de Estados Unidos, Europa misma se hará merecedora de la declaración de Alexander Herzen - "Nosotros no somos los médicos, nosotros somos la enfermedad."
*(Harold
Pinter es uno de los más prestigiosos dramaturgos contemporáneos
de la lengua inglesa. Impresionan las directas e
impactantes
palabras de este humanista que se opone a la Guerra Mundial Permanente
de Bush. El texto, parte del discurso pronunciado al recibir un título
honorario de la Universidad de Turín, Italia, se publicó
en el Daily Telegraph, Londres, 11 de diciembre de 2002.)
Tomado
de "El Grano de Arena"