Conservadurismo Compasivo


Por  Sergio Moya Mena


    Una vez finalizada la Guerra Civil en los Estados Unidos a mediados del siglo XIX, el Partido Republicano emergió como el abanderado de las grandes transformaciones  y el  progreso. El partido de Abraham Lincoln emancipó a los esclavos, elaboró la primera legislación de ese país sobre derechos civiles y generó la adopción de la catorceava  enmienda a la constitución. Ciento cincuenta años después, las cosas han cambiado radicalmente. El partido de la emancipación y de la reconstrucción nacional  es uno de los principales enemigos del  avance de los derechos civiles, del movimiento obrero y hostil  a las acciones afirmativas en materia de raza.

    Si hoy como nunca antes la política en Washington es manipulada y distorsionada por el interés de las grandes multinacionales y corporaciones, que a través de sus billonarias "contribuciones"  a los partidos tradicionales y los "lobbies" que ejercen en el Congreso alteran la legislación a su antojo y hacen de la Constitución solamente un texto auto-modificable y postmoderno; ningún otro partido como el Republicano ha sucumbido en forma tan abyecta a  esta perversión de la democracia norteamericana. El partido -como el mismo candidato republicano George W. Bush lo ha reconocido- ha traicionado el legado de Lincoln.

    Hace cinco meses cuando se realizaban las elecciones internas  del Partido Republicano y el senador John McCain le pisaba los talones al Gobernador de Texas George W. Bush, derrotándolo en las primarias de New Hampshire, los asesores del hoy candidato republicano plantearon un giro a la derecha en la campaña. El carácter reformista y centrista de la campaña de McCain (más atractiva para los sectores medios y demócratas independientes) representaba una amenaza para Bush. Había que resaltar el perfil  conservador de Bush como la mejor opción del partido Republicano. De esta manera, Bush decidió enviar una señal, reiniciando su campaña en   la ultra-conservadora Universidad Bob Jones (que prohibe los noviazgos interraciales) ubicada en el "Cinturón Bíblico"  del Sur; seguidamente atacó duramente a los sindicatos, contrató como asesor especial a Ralph Reed (ex dirigente de la derechista Coalición Cristiana) y criticó duramente las posiciones en materia de políticas de cultura de McCain.

    Una vez que Bush venció a McCain en la disputa por la candidatura se enfrentó al reto de vencer a Al Gore en la carrera por la Presidencia. En una suerte de "camaleonismo político" al que ya nos tienen habituados los políticos norteamericanos, Bush volvió a dar un giro político, esta ves hacia el centro, a fin de conquistar el apoyo de los sectores  medios y moderados y las minorías étnicas.

    Dentro de esta estrategia oportunista el Partido Republicano celebró su convención a principios de agosto en Filadelfia con un candidato y una plataforma electoral que nos hablan de tolerancia, inclusión y multiculturalidad. A esta propuesta han denominado "Conservadurismo Compasivo". La aparición en el escenario tipo "Broadway" de la convención, de estrellas de rock, del General de color Collin Powell, del cantante mexicano Vicente Fernández y  hasta de un congresista homosexual, pretendieron crear la "ilusión" de que el partido había tendido un puente hacia  una propuesta de sociedad más incluyente y plural. Nada más alejado de la realidad.

    Conservadurismo Compasivo no es más que el eufemismo para designar a un "refrito" de políticas económicas y sociales remanentes de la época de Ronald Reagan, cuyos nefastos efectos en materia social son bien recordados por la clase trabajadora de los Estados Unidos.  Este conservadurismo no se nos presenta como aquel del "Contrato con América", defendido rabiosamente  por  el anterior speaker de la Cámara Baja Newt Gingrich en la campaña electoral de 1994. El de ahora se  presenta de distinta forma, un poco más sutil y "amigable", gracias a la manipulación de  los medios y a una retórica demagógica y populista . Sin embargo, se trata del más rancio conservadurismo republicano, fiel a  los privilegios de clase y a la defensa del orden social y la tradición.

    La misma elección de Dick Cheney como compañero de fórmula en la vicepresidencia, confirma la verdadera esencia ideológica de la propuesta republicana. Un personaje que en sus años de congresista  en el Capitolio recibió una aprobación del 100% de parte de la American Conservative Union ACU, debido a su historial de votación en contra de legislación progresista.  De manera que no hace falta mucho esfuerzo para desenmascarar el engaño mediático que subyace bajo la propuesta republicana.  Basta remitirse a los hechos políticos concretos que han caracterizado  la trayectoria de Bush como  gobernador de Texas y  las votaciones de Cheney en el Capitolio para confirmar el  sentido genuino de este "Conservadurismo Compasivo".

    El George W. Bush que habla del "sueño americano para todos", predica la inclusión, se rodea de hispanos y negros en las fotos, es el mismo que evita temas que son de gran importancia para estas minorías, como la brutalidad policiaca,  acciones afirmativas y penas de muerte, que son aplicadas en un 42% a población negra, siendo ésta solo el 12% de la población total de los Estados Unidos.

    El mismo George W. Bush que habla de tolerancia y al mismo tiempo se alía con grupos de la derecha religiosa como el Eagle Forum; la Coalición de los Valores Tradicionales  y la propia Coalición Cristiana, conocidos por  su intolerancia y anti-multiculturalismo

    El mismo George W. Bush que afirma que "la prosperidad no tiene sentido sin un ambiente sano", es el gobernador del estado más contaminado de los Estados Unidos. También  Cheney en su calidad de miembro del congreso se opuso sistemáticamente a iniciativas de ley ambientalistas como la Safe Drinking Water Act y la Endangerd Species Act.

    El mismo George W. Bush que enuncia su compromiso con el bienestar de las familias  norteamericanas, es el que propone un sistema fiscal aún más regresivo en beneficio de los ricos y propone privatizar lo poco que queda de la seguridad social.

    Poco compasivo resulta también este conservadurismo cuando se recuerda que Bush ha tolerado como Gobernador de Texas la ejecución de 138 convictos, siendo uno de los últimos un hispano con retardo mental. También es preciso recordar que Cheney ha votado en contra de expandir los programas de investigación y prevención del SIDA.

     Tal parece que el deseo de los republicanos en aparentar lo que no son y prometer todo lo contrario de lo que han hecho en los últimos 20 años, se explica por un rechazo deliberado a debatir con los demócratas sobre los temas sociales y económicos básicos que interesan al votante común: empleo, economía, seguridad social, etc. Hace ocho años los demócratas encontraron un panorama caótico en cuanto a desempleo,  déficit  federal, criminalidad, recesión económica, etc; producto de tres periodos republicanos en los que se aplicaron las políticas neoliberales del "goteó". En el 2000 cualquiera de los candidatos que gane la carrera por la presidencia encontrará un panorama totalmente diferente. Un retorno de los republicanos a la Casa Blanca implicaría una regresión en materia económica y social que los norteamericanos concientes quizás  no esté dispuestos a tolerar.