5. Chomsky sobre el movimiento contra la guerra
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Matthew Tempest y Noam Chomsky
Las manifestaciones [por la paz] fueron otro indicador de un fenómeno
muy destacable. Por todo el mundo y en Estados Unidos existe una
oposición a la inminente guerra a un nivel sin precedentes en
la
historia estadounidense y europea en cuanto a su amplitud y a los
sectores de la población que engloba.
Nunca antes, que yo sepa, ha existido una oposición tan masiva
a una
guerra antes de que ni siquiera hubiese empezado. Y cuanto más
nos
acercamos a la región, mayor parece ser la oposición.
En Turquía las
encuestas indican cerca de un 90% de oposición, en Europa ésta
es
bastante amplia, y en EE.UU. los datos que vemos en las encuestas son
sin embargo bastante engañosos porque no tienen en cuenta otro
factor
que diferencia a EE.UU. del resto del mundo. Este es el único
país
donde Sadam Hussein no sólo es criticado y despreciado sino
además
temido. Desde septiembre las encuestas han mostrado que
aproximadamente un 60-70% de la población piensa literalmente
que
Sadam Hussein representa un peligro inminente para su supervivencia.
De hecho no hay razón objetiva por la cual EE.UU. debería
tener más
miedo de Sadam que, digamos, los Kuwaitíes, pero existe un
motivo -este consiste en que desde septiembre se ha producido un
redoble de la propaganda que intenta hacer creer a la gente que Sadam
no sólo es una persona terrible sino que además va a
venir a por
nosotros mañana si no le detenemos hoy. Y eso llega a la gente.
De
modo que para comprender la oposición actual a la guerra en
EE.UU.
debemos extraer ese factor, el factor del miedo irracional creado por
la propaganda masiva. Si lo hacemos creo que encontraremos que la
oposición es muy similar a la del resto del mundo.
Lo que no se destaca en la cobertura de la prensa es que simplemente
no existe precedente, o nada parecido a un precedente, para tal
oposición pública a una guerra. Y ésta se extiende
mucho más allá, no
es sólo una oposición a la guerra, es una falta de confianza
en los
líderes. Quizá hayan visto un estudio publicado por el
Foro Económico
Mundial hace un par de días que analiza la confianza en los
líderes,
la más baja es la que se refiere a los líderes estadounidenses.
Sólo
tienen la confianza de poco más que la cuarta parte de la población
y
creo que eso refleja la preocupación por la temeridad, la violencia
y
las amenazas que se desprenden de las acciones y los planes de la
actual administración.
Estas cuestiones deberían ser centrales. Hasta en Estados Unidos
hay
una impresionante oposición a la guerra y una correspondiente
disminución de la confianza en los líderes que la están
conduciendo.
Esto se viene desarrollando desde hace un tiempo pero está alcanzando
ahora un estado inusual, y, volviendo a las manifestaciones del fin
de
semana, nunca antes había ocurrido. Si lo comparamos con la
guerra del
Vietnam, el estado actual de la guerra de Irak se corresponde
aproximadamente con el de1961, esto es, antes del comienzo de la
guerra, en 1962, cuando EE.UU. bombardeó Vietnam del Sur y condujo
a
millones de personas a campos de concentración, a la guerra
química y
demás. Pero no hubo protesta. De hecho la protesta fue tan pequeña
que
poca gente lo recuerda.
Las protestas no comenzaron a desarrollarse hasta varios años
más
tarde cuando extensas zonas del sur de Vietnam fueron sometidas a
bombardeos de saturación con aviones B-52, había cientos
de miles de
tropas allí y cientos de miles habían sido asesinados.
Incluso después
de esto, cuando las protestas finalmente se desarrollaron en EE.UU.
y
Europa, éstas se centraron casi siempre en una cuestión
colateral -el
bombardeo del norte de Vietnam fue indudablemente un crimen, aunque
fue mucho más intenso en el sur, que siempre fue el objetivo
de
EE.UU., y seguía siéndolo.
Esto también es reconocido, incidentalmente, por el gobierno.
Cuando
cualquier administración toma posesión lo primero que
hace es llevar a
cabo una valoración de la situación a nivel mundial -
"¿Cual es el
estado del mundo?"- por parte de los servicios de inteligencia. Esta
información es secreta y sale a la luz unos 30 ó 40 años
más tarde
cuando es desclasificada. Pero cuando llegó la primera administración
Bush en 1989, partes de su informe de inteligencia fueron filtradas,
y
son muy reveladoras sobre lo que ocurrió precisamente respecto
a estas
cuestiones en los 10 años siguientes.
Las partes que fueron filtradas hablaban de enfrentamientos militares
con enemigos mucho más débiles, reconociendo que éstos
eran los únicos
a los que estábamos dispuestos a enfrentarnos, los únicos
que
queríamos que existieran. De tal modo que en enfrentamientos
con
enemigos mucho más débiles Estados Unidos debe ganar
"con decisión y
rapidez" porque de otro modo el apoyo popular se erosionará,
ya que se
considera que este es muy frágil. No es como en los años
sesenta,
cuando el gobierno podía librar una guerra larga y brutal durante
años
y años destruyendo prácticamente un país sin protesta
alguna. Ahora
no, ahora tienen que ganar. Tienen que aterrorizar a la población
para
que sientan que hay una gran amenaza para su existencia y llevar a
cabo una victoria milagrosa, contundente y rápida sobre el enorme
enemigo y después pasar al siguiente.
Recordemos que las personas que llevan ahora las riendas en Washington
son en su mayor parte Reaganianos reciclados, que básicamente
están
reviviendo el guión de los años ochenta -para utilizar
una analogía
adecuada-. En los años 80 impusieron programas domésticos
muy dañinos
para la población en general y que fueron muy impopulares. La
gente se
opuso a la mayoría de sus programas domésticos y la manera
como
consiguieron implantarlos fue manteniendo a la población en
un
continuo estado de pánico.
Así que un año fue una base aérea en Granada que
los rusos querían
usar para bombardear los Estados Unidos. Suena ridículo pero
esa fue
la mentira de la propaganda y funcionó.
Nicaragua estaba a "dos días de marcha de Tejas" -un puñal
apuntando
al corazón de Tejas-, para utilizar la frase de Hitler. De nuevo
podría creerse que la gente se moriría de risa. Pero
no fue así. Este
argumento fue utilizado continuamente para asustarnos -Nicaragua quizá
nos conquiste en su camino hacia la conquista del hemisferio-. Se
declaró una emergencia nacional por la amenaza que representaba
Nicaragua para la seguridad nacional. Que si asesinos a sueldo libios
rondaban las calles de Washington para matar a nuestro líder
- que si
narco-terroristas hispanos-. Una cosa tras otra fue urdida para
mantener a la población en un permanente estado de miedo mientras
llevaban a cabo sus mayores guerras terroristas.
Recordemos que la misma gente declaró en 1981 una guerra contra
el
terror que se convertiría en el núcleo central de la
política exterior
estadounidense enfocada fundamentalmente en Centroamérica. Llevaron
a
cabo una guerra contra el terror en América Central donde acabaron
matando a unas 200.000 personas y dejando cuatro países devastados.
Desde 1990, cuando EE.UU. se hizo con ellos de nuevo, se han hundido
más aún en una profunda pobreza. Ahora están haciendo
lo mismo por los
mismos motivos -están llevando a cabo programas domésticos
a los que
la población se opone contundentemente porque les perjudica.
Pero las aventuras internacionales, la invención de enemigos
que están
a punto de destruirnos, no son nuevas, nos son familiares. No lo
inventaron ellos, otros han hecho lo mismo a lo largo de la historia.
Pero se han convertido en maestros de este arte y lo están volviendo
a
hacer ahora.
No quiero sugerir que no tengan motivos para querer tomar el poder en
Irak. Por supuesto que los tienen, motivos muy antiguos que todo el
mundo conoce. Controlar Irak pondrá a EE.UU. en una posición
muy
poderosa para extender su dominio sobre las mayores reservas
energéticas del mundo. No es una razón pequeña.
Pero fijémonos en el momento concreto. Es realmente chocante
que la
avalancha de propaganda comenzara en septiembre -¿qué
ocurrió en
septiembre? Fue cuando comenzó la campaña para el congreso
y estaba
claro que los republicanos no iban a ganar dejando que dominaran los
asuntos sociales y económicos. Hubieran sido arrollados. Tenían
que
hacer exactamente lo mismo que hicieron en los ochenta; sustituirlos
por asuntos de seguridad y en el caso de una amenaza a la seguridad
la
gente tenderá a cerrar filas en torno al presidente -una figura
fuerte
que nos protegerá de horribles peligros.
La dirección más probable que esto tomará [después
de una guerra con
Irak] será Irán, y posiblemente Siria. Corea del Norte
es un caso
diferente. Lo que están demostrando al mundo con gran claridad
es que
si quieres impedir una agresión estadounidense, más te
vale tener
armas de destrucción masiva (ADM), o una amenaza de terrorismo
creíble. Ninguna otra cosa les detendrá -no les pararán
fuerzas
convencionales. Esa es una lección terrible, pero es exactamente
la
que se está enseñando.
Durante años, expertos de los medios de comunicación convencionales
han estado destacando que EE.UU. causa la proliferación armamentística
con sus aventuras ya que los demás no pueden protegerse si no
es con
ADM o la amenaza del terror. Kenneth Waltz es uno de los que subrayaba
esto recientemente. Pero hace años, incluso antes de la administración
Bush, comentaristas de primera línea como Samuel Huntington
de Foreign
Affairs, la principal revista del establishment, destacaban que
Estados Unidos estaba siguiendo un curso peligroso. Huntington hablaba
sobre la administración Clinton pero apuntaba que, para gran
parte del
mundo, EE.UU. es considerado ya como un estado criminal y el mayor
peligro para su existencia. De hecho una de las cosas sorprendentes
sobre la actual oposición a la guerra, repito sin precedentes,
es la
amplitud con la que se extiende por todo el espectro político.
Las dos
mayores publicaciones sobre política exterior, Foreign Affairs
y
Foreign Policy acaban de publicar en sus ediciones más recientes
artículos muy críticos de distinguidas figuras de los
medios de
comunicación mayoritarios oponiéndose al recurso de la
guerra en este
caso.
La American Academy of Arts and Sciences rara vez se posiciona en
asuntos de actualidad controvertidos y acaba de publicar un largo
monográfico de su comité de seguridad internacional sobre
este tema,
en el que da una descripción de lo más cordial de la
posición de la
administración Bush para después desmontarla línea
a línea entrando en
terreno resbaladizo -mucho más de lo que me hubiera gustado-
pero
consiguiéndolo con éxito.
Existe mucho miedo y preocupación por este aventurismo, al que
un
analista llamaba "tontas fantasías de sillón". Mi preocupación
es más
bien "¿cómo va a afectar a los iraquíes?" y "¿cómo
va a afectar a la
región?" pero estas preocupaciones son del tipo "¿cómo
nos va a
afectar a nosotros?".
Matthew Tempest: Se volverá contra ellos mismos la propaganda
si no se
establece la democracia en Irak después de la "liberación"?
NC: Tiene razón al llamarlo propaganda. Si esta es una de las
finalidades de la guerra, ¿por qué entonces no lo dicen?,
¿por qué
están engañando al resto del mundo?, ¿qué
sentido tienen entonces los
inspectores de la ONU? De acuerdo con esta propaganda todo lo que
estamos diciendo en público es pura farsa -no nos importan las
armas
de destrucción masiva, no nos importa el desarme, tenemos otro
objetivo en mente que no os decimos y que consiste, de repente, en
que
vamos a llevar la democracia a Irak por medio de la guerra. Pues bien,
si este es el objetivo dejemos de mentir sobre ello y pongámosle
fin a
toda la farsa de las inspecciones y demás, y digamos simplemente
que
ahora estamos en una cruzada para llevar la democracia a países
que
sufren bajo gobiernos tiranos. De hecho esta es una cruzada
tradicional, es lo que hay detrás de los horrores de las guerras
coloniales y sus equivalentes modernos, y nosotros tenemos un
historial muy rico mostrando cómo funciona esto. No es algo
nuevo en
la historia.
En este caso particular no se puede predecir qué pasará
una vez
comience la guerra. En el peor de los casos quizá ocurra lo
que las
agencias de inteligencia y las organizaciones de ayuda predicen -esto
es, un aumento del terrorismo como disuasión o venganza, y para
el
pueblo iraquí, que apenas supera el límite de la supervivencia,
podría
significar la catástrofe humanitaria sobre la que las organizaciones
de ayuda y la ONU nos han estado advirtiendo. Por otro lado es posible
que ocurra lo que los halcones de Washington esperan -una victoria
rápida, ausencia de combates que comentar, imposición
de un nuevo
régimen, con una fachada democrática y asegurarse de
que EE.UU. tenga
grandes bases militares en Irak así como el control efectivo
del
petróleo.
Las posibilidades de que consientan algo parecido a una democracia
real son mínimas. Hay grandes impedimentos en su camino -impedimentos
que motivaron que Bush nº1 se opusiera a las rebeliones de 1991
que
podían haber derrocado a Sadam Hussein. Al fin y al cabo, podía
haber
sido derrocado entonces si EE.UU. no hubiera autorizado a Sadam a
aplastar las rebeliones.
Un problema importante es que prácticamente el 60% de la población
es
chiíta. Si hay algún tipo de gobierno democrático,
ellos tendrán algún
tipo de voz, de hecho la voz mayoritaria respecto a cuál ha
de ser el
gobierno. No son pro-iraníes pero lo más probable es
que la mayoría
chiíta se uniera al resto de la región intentando mejorar
las
relaciones con Irán y reducir el nivel general de tensión
en la región
reintegrando a Irán en ella. Ha habido movimientos en ese sentido
entre los estados árabes y la mayoría chiíta en
Irak probablemente lo
haría. Eso es lo último que quiere EE.UU. Irán
es el próximo objetivo.
No quiere una mejora de las relaciones. Es más, si la mayoría
chiíta
obtiene por primera vez una verdadera voz en el gobierno, la minoría
kurda querrá algo similar. Y querrá la realización
de sus justas
demandas de un mayor grado de autonomía en las regiones del
norte.
Turquía no va a tolerar eso. Turquía ya tiene miles de
tropas en el
norte de Irak básicamente para prevenir una evolución
de ese tipo. Si
hay movimiento hacia Kirkuk, considerada por ellos como su capital,
Turquía se moverá para bloquearlo y EE.UU. le apoyará
con toda
seguridad igual que le apoyó en sus masivas atrocidades contra
los
kurdos en las regiones del sudeste durante los años noventa.
Lo que al
final tendremos será, o bien una dictadura militar con una fachada
democrática, como por ejemplo un parlamento que vota mientras
el
ejército lleva las riendas entre bastidores -no sería
nada nuevo-, o
bien la entrega del poder a las manos de alguien como la minoría
Sunni, quien ya lo tuvo en el pasado.
Nadie puede predecir nada de esto. Lo que ocurrirá cuando se
empieza
una guerra no se sabe. La CIA no puede predecirlo, Rumsfeld no puede
predecirlo, nadie puede. Podría ocurrir cualquiera de estas
cosas. Por
eso la gente cuerda reniega del uso de la violencia a menos que
existan razones abrumadoras para ello, los peligros son simplemente
demasiado grandes. Sin embargo sorprende que ni Bush ni Blair
presenten algo parecido a esto como su objetivo a lograr con la
guerra. ¿Acaso han acudido al consejo de seguridad y han propuesto
una
resolución para llevar la democracia a Irak mediante el uso
de la
fuerza? Por supuesto que no. Porque saben que se reirían de
ellos.
Bush y su administración dijeron ya en noviembre al consejo de
seguridad abierta y directamente que la ONU será "relevante"
si nos
otorga la autoridad para hacer lo que queramos, para usar la fuerza
si
queremos, y si la ONU no lo hace será irrelevante. No podía
ser más
claro. Dijeron que ya tenemos la autoridad para hacer lo que queramos,
o venís a respaldar esa autorización o sois irrelevantes.
No podía
haber una forma más clara y explícita de informar al
mundo de que no
nos importa lo que piense, haremos lo que queramos. Esta es una de
las
principales razones por las que la autoridad de los líderes
estadounidenses se ha hundido según la encuesta del Foro Económico
Mundial.
Otros países probablemente participarán en la guerra de
Estados
Unidos, pero lo harán por miedo.
Título original: Chomsky On The Anti War Movement Origen: The
Guardian, 4 de febrero de 2003 Traducido por Juan Aballe y revisado
por Mateu Llas
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