Milos Zeman
1944-
 

Estudió como oyente en la Escuela de Economía de la Universidad de la capital checa y en 1969 consiguió la graduación. En 1968, durante la Primavera de Praga, se afilió al Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC) atraído por las reformas liberalizadoras del primer secretario Alexander Dubcek, pero no tardó en criticar las injerencias soviéticas en la conducción de los acontecimientos.

En julio de aquel año solicitó el ingreso en el renacido Partido Socialdemócrata Checoslovaco (CSSD), histórica formación que en 1948 había sido absorbida por el KSC y que al socaire de los vientos democráticos intentaba recuperar su autonomía. No obstante, la normalización comenzada tras la ocupación soviética de agosto desbarató este intento y en 1970 le acarreó la expulsión del propio KSC, siendo la inmediata consecuencia la dificultad para encontrar empleo.

En los siguientes 14 años Zeman trabajó en un modesto centro de formación física. Allí creó un observatorio cuyos estudios críticos sobre la situación social del país acarrearon el cierre del local por las autoridades en 1984. Sus análisis privados le abrieron a Zeman las puertas a colaboraciones con el Instituto de Investigación Económica de Praga y el Instituto de Predicción Económica de la Academia Checoslovaca de Ciencias. Sin embargo, sucesivamente represaliado, en 1989 perdió su nuevo empleo en una organización agrícola.

Cuando en noviembre de aquel año se inició la denominada Revolución de Terciopelo contra el régimen comunista, Zeman se unió al Foro Cívico (OF) que animaba el dramaturgo y disidente Václav Havel. La llegada del orden democrático permitió a Zeman cambiar drásticamente su errática trayectoria y acceder a la política profesional.

En las elecciones libres de junio de 1990 ganó el mandato legislativo en la Cámara de la Naciones de la Asamblea Federal. Presidió el comité presupuestario de la cámara y como diputado expresó críticas al sistema de privatización por bonos adoptado por el Gobierno central. Cuando se plantearon las discusiones sobre el futuro del Estado, Zeman se mostró partidario de mantener los vínculos con Eslovaquia en el marco de una unión de tipo confederal, una serie de posicionamientos que le endilgaron la etiqueta de izquierdista dentro del OF.

El OF, de hecho una amalgama de diferentes sensibilidades y tendencias, se desintegró en abril de 1991 en varios partidos verdaderos. Zeman se ubicó en el grupo parlamentario de una de las tres fuerzas principales resultantes, el Movimiento Cívico, pero luego se aproximó al CSSD, que se había registrado de nuevo en marzo de 1990. En junio de 1992 se afilió justo a tiempo para ser reelegido en sus listas para la Asamblea Federal. Su progresión en el CSSD en los meses siguientes fue fulminante, primero como responsable de la sección de Praga y finalmente como su presidente, sustituyendo a Jirí Horák, por elección en el congreso celebrado el 27 y el 28 de febrero de 1993 en Hradek Kralove. En aquella cita el CSSD, de paso, al haber desaparecido la Federación, cambió la condición de Checoslovaco la de Checo.

En los años siguientes Zeman convirtió al CSSD, entonces un partido minoritario, en una alternativa al Gobierno conservador de Václav Klaus, antiguo colega del OF en cuyo seno había capitaneado la principal escisión, el derechista Partido Cívico Democrático (ODS). En las elecciones del 31 de mayo y el 1 de junio de 1996 el CSSD, con 61 escaños, se situó como la segunda fuerza, superando en 39 escaños a su teórico rival por la izquierda, el Bloque Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM). El KSCM de Jirí Svoboda y Miroslav Grebenícek era el heredero del desaparecido KSC, pero, a diferencia de los partidos socialistas de Polonia y Hungría, no renegaba completamente de los planteamientos marxistas, limitando así sus expectativas electorales y creando de hecho un vacío en la izquierda del espectro político que el CSSD de Zeman supo ocupar con habilidad.

Como líder de la oposición, a pesar de sus grandes diferencias ideológicas con Klaus y de su reputación de radical cuando conquistó el liderazgo del partido en 1993, Zeman fue proclive al compromiso básico, alternando momentos de aproximación en áreas como la política exterior (ingreso en la OTAN) con otros de enfrentamiento, incluso de tipo personal, a propósito de la política económica. El 27 de junio de 1996 fue elegido presidente de la Cámara de Representantes del Parlamento a cambio del apoyo socialdemócrata al gobierno minoritario del ODS, aunque en la primera ocasión que tuvo para demostrarlo, el voto de confianza al nuevo ejecutivo de Klaus, el CSSD escogió la abstención por la vía de ausentarse del hemiciclo.

En las elecciones del 19 y 20 de junio de 1998, anticipadas por la desintegración del Gobierno de Klaus el 30 de noviembre anterior, el CSSD se alzó con la victoria con el 32,3% de los sufragios y 74 de los 200 escaños, luego, empero, bien lejos de la mayoría absoluta. Tras infructuosas conversaciones con el ODS y la Unión Cristiana y Democrática-Partido Popular Checoslovaco (KDU-CSL) para un gobierno de coalición, Zeman sí consiguió de Klaus el 9 de julio un acuerdo por el que su partido conseguía las presidencias de las dos cámaras parlamentarias a cambio de no lanzarle la moción de censura.

El polémico pacto, válido en principio para toda la legislatura, venía a ser la reedición a la inversa del compromiso de 1996. Los pequeños partidos de centro, que se vieron marginados de las componendas de los grandes, arremetieron contra un ejercicio de realpolitik no por ya ensayado menos sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que Zeman había calificado de "thacherista" a Klaus mientras que este le había presentado como un comunista encubierto.

Sus defensores arguyeron que el acuerdo iba a proporcionar estabilidad y garantías mínimas de funcionamiento a un Gobierno por naturaleza débil, en un cuatrienio decisivo para las aspiraciones de integración en las estructuras euro-atlánticas. Havel nombró a Zeman primer ministro el 17 de julio, el 22 constituyó un gobierno monocolor y el 19 de agosto superó el voto de confianza en el Parlamento.

Zeman llegó al poder con la intención de poner en orden la economía (1998 cerró con una recesión del 2,2% del PIB), revertir la tendencia alcista del desempleo, aumentar el gasto público, frenar la privatización de sectores considerados sensibles como la educación, la sanidad y los ferrocarriles, y combatir la corrupción. Asimismo, debía acometer las reformas demandadas por la Comisión Europea para el ingreso del país en la Unión Europea (las negociaciones de adhesión comenzaron el 31 de marzo de 1998), que pasaban por mayores inversiones en los capítulos agrícola, medioambiental y energético.

Sin embargo, pocos meses después su Gobierno ya había acumulado una serie de contratiempos, con numerosas dimisiones y cambios ministeriales, nuevos casos de corrupción -entre ellos la presunta financiación ilegal del CSSD- y controversias de variada índole, un desgaste prematuro que se reflejó en las encuestas de opinión.

El ingreso de la República Checa en la OTAN el 12 de marzo de 1999 no compartió los entusiasmos de polacos y húngaros, y la intervención militar días después de la Alianza contra Yugoslavia para detener la represión en Kosovo alentó las actitudes escépticas. Zeman, que hasta poco antes de llegar al Gobierno había propugnado un referéndum sobre la cuestión, si bien en el sentido afirmativo, informó a Bruselas que "aceptaba" los bombardeos aéreos y autorizó el paso de convoyes y los sobrevuelos del espacio checo.

Esta posición, más tibia que la de los otros gobiernos de la región (inclusive de estados no miembros), salvaguardó, no obstante, las responsabilidades adquiridas con la organización y se situó en equilibrio entre el partido de Klaus, decididamente en contra (haciéndose eco de la mayoría de la población) de la intervención de la Alianza y el presidente Havel, que incluso negó la soberanía de Serbia sobre Kosovo. Ante el episodio, en febrero de 2000, de la llegada del partido ultraderechista de Jörg Haider al Gobierno de Austria, de gran repercusión en toda Europa central, el dirigente checo se sumó al grupo de países comunitarios que reaccionaron con más hostilidad.

Por aquel entonces, uno de los aspectos más críticados por las instancias internacionales era la situación de la minoría gitana, víctima de un sentimiento racista en el que no faltaban las agresiones físicas. Aunque la ONU valoró como voluntariosa la política integradora del Gobierno de Zeman, consideró sus medidas "insuficientes" y "poco efectivas", alertando contra la eventualidad de un "mini-apartheid" en la República Checa.

Por otro lado, el informe de progreso emitido por la Comisión Europea en noviembre de 2000 rebajó las perspectivas del ingreso en el pelotón de países cabeceros, toda vez que la institución estimaba pendientes de concretar determinadas reformas esenciales.

Un año después, la Comisión destacaba que Praga había hecho grandes avances y la condición de país pionero quedaba repuesta, si bien seguían pendientes reformas legales para asimilar el acervo de la Comunidad en aspectos tales como la función pública, vista aún no del todo independiente de los intereses privados. También se le pedía al Gobierno de Zeman más esfuerzo en la lucha contra la corrupción administrativa, las redes de tráfico de personas y la discriminación de los gitanos, así como la ultimación de las reformas estructurales necesarias para el desenvolvimiento de la República Checa en el Mercado Único Europeo, caracterizado por su elevada competitividad.

Estadista entregado al fortalecimiento de las relaciones con los países del entorno salidos del bloque comunista, en particular Polonia, Hungría y Eslovaquia, Zeman fue además el gobernante de la antigua Europa del Este que más presto salió a solidarizarse y a ofrecer plena colaboración a Estados Unidos cuando los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, extendiendo su compromiso con el envío a Afganistán de una unidad antiquímica de 300 hombres.

Desde finales de 2000 el Gobierno de Zeman se resintió de la polémica nacional sobre el control político por el Parlamento de la televisión pública, pero la plena vigencia del pacto con el ODS, que el 13 de enero de 2001 votó junto con el CSSD a favor de enmendar la ley reguladora del medio, le aseguró la conclusión de la legislatura sin más novedad.

Haciendo un balance satisfactorio de su gestión hasta entonces y subrayando los avances del "huracán legislativo" para armonizar las normas checas con las de la UE, el 6 de abril de 2002 Zeman renunció a la presidencia del CSSD en el XXX Congreso del partido y al día siguiente fue elegido para el puesto su favorito a sucederle, Vladimír Spidla, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.

Zeman anunció con mucha antelación que no se presentaría a la reelección en los comicios generales de 2002 (incluso durante un tiempo sopesó hacer coincidir la baja en la jefatura del partido con la del Gobierno), transmitiendo a su sucesor la responsabilidad de domeñar el desempleo, que había aumentado en casi dos puntos en estos cuatro años (en abril de 2002 la tasa era del 8,8%, si bien año y medio atrás rebasaba ampliamente el 9%), y el déficit en el balance financiero del Estado, elevado también pese a la recuperación de las tasas de crecimiento positivo gracias a las inversiones foráneas y el dinamismo del comercio checo en el espacio económico europeo.

En las elecciones generales del 14 y 15 de junio de 2002 el CSSD revalidó su condición de primer partido con el 30,2% de los sufragios y 70 de los 200 escaños de la Cámara de Representantes, unos resultados sólo ligeramente inferiores a los cosechados en 1998 y que fueron tanto más meritorios cuanto que apenas dos semanas antes de la cita con las urnas el ODS encabezaba las encuestas. El cabeza de lista socialdemócrata, Spidla, formó el 12 de julio un gobierno de coalición con los democristianos de la KDU-CSL y los liberalconservadores de la Unión de la Libertad-Unión Democrática (US-DEU).

Antes de las elecciones, Zeman expresó su preferencia por la continuación del pacto con el partido de Klaus, pero añadió que Spidla era libre de emprender negociaciones con otras fuerzas políticas y que no interferiría en la formación del nuevo gobierno. Con posterioridad a su salida del Ejecutivo ha trascendido que el Presidium del CSSD podría elegir a Zeman candidato para suceder a Havel en la Presidencia de la República cuando el mandato de éste expire en febrero de 2003.