L'ORATGE
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LOS CLIMAS DEL PASADO (1)
El clima no ha dejado de fluctuar en todas las escalas del tiempo y, a veces, de manera muy importante. El clima tiene, pues, una historia y la reconstrucción de los climas antiguos (paleoclimatología) resulta interesante no sólo para los climatólogos, que encuentran información sobre los mecanismos de evolución climática y, por analogía, pueden deducir algunas teorías, sino también para los arqueólogos y los historiadores, que se pueden basar en ellos para explicar la evolución de las sociedades humanas.
La paleoclimatología nació a principios del siglo XIX con la aportación del científico suizo Louis Agassiz, el primero en reconocer los vestigios de una antigua glaciación en las marcas de algunas rocas de los montes Jura (huellas del paso del glaciar) y en los bloques rocosos que se hallan dispersos en distintos lugares y que señalan el recorrido de las antiguas morrenas de los glaciares alpinos.
La generalización de estas observaciones en Europa y Norteamérica permitió establecer que, en alguna época no muy antigua geológicamente, el norte de Europa, hasta los 50º N (esto es, hasta Bristol o Leipzig) y el norte del continente americano, hasta los 40º N (la latitud de Nueva York) habían estado cubiertos por vastos casquetes glaciares parecidos a los de Groenlandia, en el hemisferio norte, o en el continente antártico, en el hemisferio sur.
Escandinavia se encontraba cubierta por una capa de hielo de 2.500 m. de espesor. Se ha podido datar con precisión este episodio, que tuvo su punto más alto hace unos 20.000 años. La naturaleza ha conservado otros indicios de fluctuaciones climáticas que constituyen auténticos archivos que hay que saber descifrar y que permiten reconstruir la historia del clima con una gran precisión.
Publicat al nº 58 (pàgina 3) del periòdic local "Tossal Gros" de les Coves de Vinromà
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