PATRIARCAS                  Página Principal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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(Versión al 28.03.00; Introdu.htm)

III) LOS PATRIARCAS

"Tres nombres componen el arco que conduce hasta la ramificación de los doce hermanos, epónimos de tribus. Abrahán y Jacob con mucha sustancia narrativa, Isaac con un enlace leve. La teoría documental o de fuentes reparte el material entre Yavista (J), Eloísta (E) y Sacerdotal (P); reparto que hoy no convence como explicación global, pero aplicable en algunos casos"1.

 

1) Abraham (apr 1940 aC; Gen 12-15; 22):

"El patriarca es presentado como un seminómada que recorre en sus "andanzas" diversos territorios, que serán de sus descendientes, y entra en contacto con extranjeros. Se muestra en la dimensión doméstica, con los problemas de mujeres, hijos y parientes –Sara y Agar. Ismael e Isaac, Lot-; y en la dimensión externa, en relación con reyes y príncipes: Egipto, Guerar, Melquisedec, la coalición. En todo está dirigido inmediatamente por Dios, que se aparece, dirige su palabra, actúa. Momentos culminantes son: alianzas, intercesión, sacrificio de Isaac. Se puede encontrar una aproximada disposición concéntrica de este ciclo:

  1. Llamada y promesa de bendición 12;
  2. Bajada a Egipto; la matriarca amenazada 12;
  3. Lot baja a Sodoma y es liberado 13s;
  4. Alianza con Dios 15;
  5. Sodoma, Lot liberado 18s;
  6. En Guerar, la matriarca amenazada 20
  7. Agar e Ismael 21;

Llamada y confirmación de la bendición 22; Quedan algunas irregularidades y el episodio de la compra del sepulcro 23.3

Abraham vivía originalmente en Ur (Mesopotamia), de Familia nómade que con su esposa Sara, su padre Teraj y su sobrino Lot parten a Jarán.


1 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 12.
2 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 12.
3 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 12.

En Jarán (Gen 11,31) muere su padre, y en Gen 12 recibe el llamado de Dios para que peregrine hacia Canaan. Como beduinos y caminantes del desierto, Abraham y su familia conducían sus rebaños y ganado menor en busca de pastos.

En Canaán vive como nómade, no se establece. La sequía y el hambre asolaban frecuentemente en Canaán. Por eso es natural que los nómades se dirigieran al fértil país de Egipto. En una ocasión (Gn 12,10ss) se encontró entre ellos, pero después vuelve a Canaán.

Su historia gira en torno a la obediencia a Dios y a su descendencia. Abraham busca descendencia jurídicamente válida por la esclava de Sara: Agar. Si la esposa no puede tener hijos, Sara tiene que entregar una esclava a Abraham. Pero Dios no acepta a Ismael como hijo de la descendencia. Ismael con Agar se van al desierto, donde surgen los ismaelitas (árabes actuales).

Recordemos que Dios le promete a Abraham tres cosas: descendencia y fecundidad; una tierra y la amistad (oración; alianza)

 

 

1,1) HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
DURANTE  LAS CELEBRACIONES EN RECUERDO
DE ABRAHAM "PADRE DE TODOS LOS CREYENTES"


miércoles 23 de febrero del 2000

1. "Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra en propiedad. (...) Aquel día firmó el Señor una alianza con Abram, diciendo:   "A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates"" (Gn 15, 7. 18).

Antes de que Moisés oyera en el monte Sinaí las conocidas palabras de Yahveh:   "Yo soy el Señor, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la situación de esclavitud" (Ex 20, 2), el patriarca Abraham ya había escuchado estas otras palabras:  "Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos". Por consiguiente, debemos dirigirnos con el pensamiento hacia ese lugar tan importante en la historia del pueblo de Dios, para buscar en él los inicios de la alianza de Dios con el hombre. Precisamente por ello, en este año del gran jubileo, mientras con el corazón nos remontamos hasta los orígenes de la alianza de Dios con la humanidad, nuestra mirada se vuelve hacia Abraham, hacia el lugar donde escuchó la llamada de Dios y respondió a ella con la obediencia de la fe. Juntamente con nosotros, también los judíos y los musulmanes contemplan la figura de Abraham como un modelo de sumisión incondicional a la voluntad de Dios (cf. Nostra aetate, 3).

El autor de la carta a los Hebreos escribe:  "Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba" (Hb 11, 8). Abraham, a quien el Apóstol llama "nuestro Padre en la fe" (cf. Rm 4, 11-16), creyó en Dios, se fio de él, que lo llamaba. Creyó en la promesa. Dios dijo a Abraham:  "Sal de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y serás tú una bendición. (...) Por ti serán bendecidos todos los linajes de la tierra" (Gn 12, 1-3). ¿Estamos, acaso, hablando de la ruta de una de las múltiples emigraciones típicas de una época en la que la ganadería era una forma fundamental de vida económica? Es probable. Pero, con toda seguridad, no sólo se trató de esto. En la historia de Abraham, con el que comenzó la historia de la salvación, ya podemos percibir otro significado de la llamada y de la promesa. La tierra hacia la que se encamina el hombre guiado por la voz de Dios no pertenece exclusivamente a la geografía de este mundo. Abraham, el creyente que acoge la invitación de Dios, es el que se pone en camino hacia una tierra prometida que no es de aquí abajo.
2. En la carta a los Hebreos leemos:  "Por la fe, Abraham, sometido a la prueba, presentó a Isaac como ofrenda, y el que había recibido las promesas, ofrecía a su unigénito, respecto del cual se le había dicho:  Por Isaac tendrás descendencia" (Hb 11, 17-18). He aquí el culmen de la fe de Abraham. Fue puesto a prueba por el Dios en quien había depositado su confianza, por el Dios del que había recibido la promesa relativa al futuro lejano:  "Por Isaac tendrás descendencia" (Hb 11, 18). Pero es invitado a ofrecer en sacrifico a Dios precisamente a ese Isaac, su único hijo, a quien estaba vinculada toda su esperanza, de acuerdo con la promesa divina. ¿Cómo podrá cumplirse la promesa que Dios le hizo de una descendencia numerosa si Isaac, su único hijo, debe ser ofrecido en sacrificio?

Por la fe, Abraham sale victorioso de esta prueba, una prueba dramática, que comprometía directamente su fe. En efecto, como escribe el autor de la carta a los Hebreos, "pensaba que Dios era poderoso aun para resucitarlo de entre los  muertos"  (Hb  11,  19).  Incluso  en el instante, humanamente trágico, en que estaba a punto de infligir el golpe mortal a su hijo, Abraham no dejó de creer. Más aún, su fe en la promesa alcanzó entonces su culmen. Pensaba:   "Dios es poderoso aun para resucitarlo de entre los muertos". Eso pensaba este padre probado, humanamente hablando, por encima de toda  medida. Y  su fe, su abandono total en Dios, no lo defraudó. Está escrito:  "Por eso lo recobró" (Hb 11, 19). Recobró a Isaac, puesto que creyó en Dios plenamente y de forma incondicional.

El autor de la carta a los Hebreos parece expresar aquí algo más:  toda la experiencia de Abraham le resulta una analogía del evento salvífico de la muerte y la resurrección de Cristo. Este hombre, que está en el origen de nuestra fe, forma parte del eterno designio divino. Según una tradición, el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su propio hijo es el mismo sobre el que otro padre, el Padre eterno, aceptaría la ofrenda de su Hijo unigénito, Jesucristo. Así, el sacrificio de Abraham se presenta como anuncio profético del sacrificio de Cristo. "Porque tanto amó Dios al mundo -escribe san Juan- que le dio a su Hijo unigénito" (Jn 3, 16). En cierto sentido, el patriarca Abraham, nuestro padre en la fe, sin saberlo, introduce a todos los creyentes en el plan eterno de Dios, en el que se realiza la redención del mundo.

3. Un día Cristo afirmó:  "En verdad, en verdad os digo:  antes de que Abraham existiera, Yo Soy" (Jn 8, 58) y estas palabras despertaron el asombro de los oyentes, que objetaron:  "¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?" (Jn 8, 57). Los que reaccionaban así razonaban de modo puramente humano, y por eso no aceptaron lo que Cristo les decía. "¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?" (Jn 8, 53). Jesús les replicó:   "Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró" (Jn 8, 56). La vocación de Abraham se presenta completamente orientada hacia el día del que habla Cristo. Aquí no valen los cálculos humanos; es preciso aplicar el metro de Dios. Sólo entonces podemos comprender el significado exacto de la obediencia de Abraham, que "creyó, esperando contra toda esperanza" (Rm 4, 18). Esperó que se iba a convertir en padre de numerosas naciones, y hoy seguramente se alegra con nosotros porque la promesa de Dios se cumple a lo largo de los siglos, de generación en generación.

El hecho de haber creído, esperando contra toda esperanza, "le fue reputado como justicia" (Rm 4, 22), no sólo en consideración a él, sino también a todos nosotros, sus descendientes en la fe. Nosotros "creemos en aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, Señor nuestro" (Rm 4, 24), que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación (cf. Rm 4, 25). Esto no lo sabía Abraham; sin embargo, por la obediencia de la fe, se dirigía hacia el cumplimiento de todas las promesas divinas, impulsado por la esperanza de que se realizarían. Y ¿existe promesa más grande que la que se cumplió en el misterio pascual de Cristo? Realmente, en la fe de Abraham Dios todopoderoso selló una alianza eterna con el género humano, y Jesucristo es el cumplimiento definitivo de esa alianza. El Hijo unigénito del Padre, de su misma naturaleza, se hizo hombre para introducirnos, mediante la humillación de la cruz y la gloria de la resurrección, en la tierra de salvación que Dios, rico en misericordia, prometió a la humanidad desde el inicio.

4. El modelo insuperable del pueblo redimido, en camino hacia el cumplimiento de esta promesa universal, es María, "la que creyó que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor" (Lc 1, 45).

María, hija de Abraham por la fe, además de serlo por la carne, compartió personalmente su experiencia. También ella, como Abraham, aceptó la inmolación de su Hijo, pero mientras que a Abraham no se le pidió el sacrificio efectivo de Isaac, Cristo bebió el cáliz del sufrimiento hasta la última gota. Y María participó personalmente en la prueba de su Hijo, creyendo y esperando de pie junto a la cruz (cf. Jn 19, 25).

Era el epílogo de una larga espera. María, formada en la meditación de las páginas proféticas, presagiaba lo que le esperaba y, al alabar la misericordia de Dios, fiel a su pueblo de generación en generación, expresó su adhesión personal al plan divino de salvación; y, en particular, dio su "sí" al acontecimiento central de aquel plan, el sacrificio del Niño que llevaba en su seno. Como Abraham, aceptó el sacrificio de su Hijo.

Hoy  nosotros  unimos  nuestra  voz  a la suya, y con ella, la Virgen Hija de Sion, proclamamos que Dios se acordó de su misericordia, "como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre" (Lc 1, 55).

 

1,2) Isaac

Isaac nace cuando Abraham tiene 100 años. Sara también tiene mucha edad. En Gen 21,1-8 se narra el nacimiento de Isaac. "Por fin llega el acontecimiento esperado, el nacimiento del heredero, y el autor lo registra con sobriedad. Lo pone bajo el signo del cumplimiento: Dios cumple lo prometido, Abrahán cumple lo mandado4.

El conocimiento de Dios en la época de los patriarcas se identifica con el temor de Dios, o sea con la obediencia (Gn 22,12). Puesto que todo se basa en esto, es necesario poner a prueba su fidelidad a Dios frente a las dificultades. A Abraham se le da una prueba muy dura, para ver si es capaz de sacrificar no sólo a "su único hijo, al que ama" (Gn 22,2) sino también la promesa que en él está implicada, promesa que venía de la voluntad libre (e invisible) de Dios.

Acá se abre un camino a la pura y ciega obediencia, se establece aquí el comienzo evidente de la historia de la revelación. El hombre sirve a Dios cuando hace de su voluntad un recipiente de la voluntad absoluta (cf. Balthasar AT p199; Gen 22,1-19).

A la muerte de Abraham sólo existe un hijo y una tumba para su familia (Macpelá) (Gn 23). Siendo que se le había prometido una descendencia y mucha tierra.

Agar (la esclava de Sara) y Abraham tiene como hijo a  Ismael

Sara y Abraham tienen como hijo a  Isaac

                                                      Isaac y Rebeca tiene com hijos a  Esaú y Jacob

 

1,3) Jacob sus esposas, hijos y las 12 tribus y la distribución de las tierras:

-Zilpá (esclava de Lía)= Gad (este) y Aser (norte)

-Lía (esposa): Rubén (este); Simeón(mitad); Leví (sin tierra); Judá(sur); Iscar (norte); Zabulón (Norte).

-Raquel (esposa): José (sin tierra); Benjamín (sur).

-Bilhá (esclava de Raquel): Dan (sur, después norte); Neftalí (norte).


4 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 21,1-8.


Estos 12 hijos de Jacob son el origen de las 12 tribus de Israel. Si se hace una lista de las tribus y se compara con los territorios se ve que no hay una tierra de José ni de Leví (Sal 15: "el Señor es mi heredad"), Leví se dedica al servicio del templo.

Sin embargo José tuvo dos hijos (Efrain y Manases) así hay 12 tribus y 12 territorios.

De los descendientes de LOT saldrán los Moabitas y los Amonitas.

 

2) Isaac (apr 1830 aC) (Gen 17,21-22; 24.26-28)

El ciclo de Isaac ha recibido gran influencia del ciclo de Abraham. Es el hijo de la promesa, el esperado. La Sagrada Escritura habla poco de él, habla más de Abraham (quien por su fe está dispuesto a renunciar al hijo de la promesa).

Abraham le busca una esposa que será Rebeca.

Isaac y  Rebeca tiene como hijos a Esaú y Jacob.

Esaú es  imagen de un pueblo de cazadores, más rudo. El texto dice que Esaú es Edom: Edomitas (estaban al sur del mar muerto).

Jacob: imágen de pastores, más de la casa y apegado a su madre Rebeca. Le roba la bendición a Esaú y se queda con la primogenitura, con la herencia.

 

3) Jacob (apr 1750 aC; Gén 25-50)

" Gen 25,19-36.43 Ciclo de Jacob amplio. Otros extienden el ciclo de Isaac hasta el final del cap 27, ya que en el cap. 26 actúa él y en el cap 27 le corresponde a él dar la bendición testamentaria a sus hijos.

El ciclo de Jacob es rico de episodios dramáticos, de visiones o audiciones celestes. Sobresalen sus relaciones con el hermano gemelo Esaú, con el tío Labán, con las dos esposas Lía y Raquel. Y desde luego con su Dios. Incorporando el cap 36, con un pequeño esfuerzo, podemos reducir el material a disposición concéntrica:

25 Genealogía de Ismael

Nacimiento y adolecencia de jacob y Esaú

   26 Isaac con los nativos del país.

     27 Jacob y Esaú: ruptura

       28 Huida: aparición en Betel

          29 Labán acoge a Jacob

           30 Lía y Raquel

         31 Jacob y Labán: huída y pleito

       32 Huida: aparición nocturna

     33 Jacob y Esaú: reconciliación

   34 Dina y los nativos del país

  35 Mueren Aparición en Betel

36 Genealogía de Esaú

Como siempre, esta distribución supone dar preferencia a determinados motivos literarios. Destacan: en el centro las dos mujeres que fundan la familia patriarcal (cfr. Rut 4,11), la ruptura y reconciliación de Jacob con Esaú, la doble huida con la doble aparición. Los materiales, por género literario, estilo, tema y concepción, son heterogéneos; un autor final responsable los habría organizado y en parte redactado. La teoría documentaria reparte el material entre el Yavista, el Elohista y el Sacerdotal. Los estudios recientes prefieren analizar episodios o bloques...Otros textos sobre la figura de Jacob: Os 12,1-13: quizá Os 6,7-10; Jr 9,1-8; Is 40,4 dudoso; 49,1-5 probable; Eclo 44,23 (5).

Este ciclo es más importante que el de Isaac, también es más complejo. Parte de este ciclo está dedicado a las relaciones conflictivas entre Jacob y Esaú, entre el sedentario (Jacob) y el cazador(Esaú), que aspiran al mismo territorio: GALAAD.

Jacob adquiere la primogenitura, será imagen del hombre lleno de fuerza. También es llamado Israel que significa fuerte contra Dios, pelea con él (Gn 32,23-30) y le gana. Le gana al ángel, éste como ya se acerca la aurora deberá irse.

Jacob= Luchador con Dios.

Abraham= Dócil a Dios (fe).

Jacob se casa dos veces. En principio quiere casarse con Raquel (hija de Labán), pero éste lo engaña y lo casa con Lía; luego vuelve y por 7 años de trabajo recibe a Raquel. En total recibe 12 hijos.

Los lugares en que circula Jacobson: Samaría (Palestina) y Galaad.

 

4) José (aprox. 1700 aC; Gn 37-50):

La historia de José "es un texto que ha impresionado, probablemente por la relativa sencillez narrativa, que no excluye cierto enredo de la trama y una emotividad que ondula de lo patético a lo tierno. Nuevas lecturas y análisis descubren en el texto una gran riqueza de valores humanos permanentes.

Comparado con otros relatos del Génesis, el último es largo y complejo; comparado con obras posteriores de nuestra literatura occidental, es simple e ingenuo. Ahora bien, un relato sencillo y bien llevado puede atraer a espíritus sencillos por sintonía, pero también atrae a espíritus refinados, que sienten revivir provisoriamente su niñez olvidada.

La historia de José es un argumento que se desenvuelve por su lógica interior, no por ensamblaje de episodios como la de Jacob. El protagonista tiene algo de figura ideal, ejemplar, en la prueba y en la exaltación. El escenario tiene un razonable color local, que puede ser de segunda mano. Muchos de los motivos literarios entretejidos son comunes a otras culturas: la seductora despreciada que se venga, el hermano menor que se impone, el sueño que se cumple de modo inesperado, el inocente encarcelado reivindicado y triunfante. La intervención de Dios es discreta y eficaz.

Algunas técnicas narrativas sobresalientes: la duplicación de escenas y situaciones, la presencia de motivos conductores –el padre, el pecado recordado, los sueños-; el ocultamiento y reconocimiento (anagnorisis); la ironía dramática obtenida por la ignorancia de algún personaje y el saber compartido de narrador o personaje y lector.6


5 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 25,19-36.43

6 ALONSO SCHÖKEL, Luis, Biblia del Peregrino,Bilbao y Estella (Navarra) 1998, nota a Gen 37,1.


José es el hijo mayor de Raquel, el hijo después de un tiempo de infertilidad, es el hijo más querido de Jacob, y genera la envidia de los hermanos. Los que lo venden como esclavo a una caravana que va a Egipto. Es un hombre bueno y sabio. Prospera en Egipto por ser fiel. La Señora del Rey lo quiere seducir pero permanece casto, ella lo acusa injustamente, y va a la cárcel, se hace amigo del carcelero, le interpreta los sueños y después interpreta los sueños del farahón. 7 vacas gordas-flacas. Es nombrado primer ministro.

El hambre y la sequía hace que sus hermanos vayan a pedirle ayuda en Egipto (apr 1600aC). Los reconoce y los perdona. Pronto toda la familia de Israel (los 12 hijos de Jacob) se instala a orillas del Nilo. Con esto termina el relato del Génesis.

Es una historia sapiencial compuesta en la época de Salomón. Es un relato didáctico más que biográfico, se escribió unos 800 años después que sucedieran los hechos.

Lo importante de José es que los patriarcas son trasladados desde Canaán hasta Egipto, el Éxodo saldrá de Egipto.

Dt 26,5b-10

 

5) Aspectos globales del período Patriarcal

Acá tenemos la semilla de Israel. Es un pueblo nómade que peregrina en una cercanía muy grande de Dios.

Conciencia religiosa: su seguridad está sólo en Dios. De aquí nace el concepto de Iglesia peregrina.

Es una Religión del Dios del Padre, Dios personal, y no tanto un Dios de un lugar. Dios está con su pueblo.

Heb 11,8-34: Síntesis de la fe de los patriarcas.

 

Podemos decir que Abraham yJacob son dos figuras, reflejan dos dimensiones de la fe:

a) Abraham: fe ciega, dócil a Dios. Se le promete descendencia abundante y sólo tiene un hijo; se le promete una nación y sólo es un peregrino sin patria. Renuncia al Yo, es el creyente que debe poner toda su confianza en Dios.

Rom 4: Abraham confió en Dios y eso le valió como justificación.

b) Jacob: es el hombre pleno y realizado, tiene 12 hijos, se enriquece. Muere en Egipto, con una de sus hijos siendo visir (primer ministro) de Egipto.

Luchador casi irreverente frente a Dios, pelea con el Ángel de Dios, toda la noche para arrebatarle la bendición. Es el creyente luchador, activo y dinámico.

 

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