La división del reino Página Principal |
|
|
(Versión al 2.5.2000; divisón.htm)
XVI) La división del reino y sus consecuencias inmediatas (1) El hecho del cisma se narra en 1 Re 12. A partir del año 931 hay dos reinos: a) El reino del sur o de Judá, con su capital en Jerusalén. Sus reyes son descendientes de David, y gozan de la promesa transmitida por Natán: santos o pecadores, son hijos de Dios. b) El reino del norte o de Israel, con la capital en Samaría. Sus reyes no descienden de David. Habrán 19 reyes, ocho de ellos fueron asesinados. Al morir Salomón, fue imposible mantener la unidad del reino. La estructura erigida por David se desplomó, y fue reemplazada por dos estados rivales de importancia menor. Para 2 Re las razones son teológicas: la ruptura es la sanción contra las infidelidades de Salomón por haber adorado a los dioses de los pueblos vecinos (por sus esposas extranjeras). Si el pueblo vuelve a la adoración de Yahvé como Dios único, la unidad se reestablecerá: ésta es la visión del deuteronomista.
También hay otros motivos que motivan la división: 1. La unidad entre Judá y las tribus del norte se había hecho fundamentalmente en torno a la personalidad del rey David. Bajo el reinado de David la unidad se vió amenzada cuando Absalón se hizo erigir rey en Hebrón. Durante el reinado de Salomón se dio también una sublevación de las tribus del norte bajo Jeroboán. 2. La sublevación de Jeroboan refleja que Israel se vió más castigada en impuestos que Judá. Las tribus del norte se quejan con insistencia de los trabajos forzados. 3. Parece ser que las concepciones monárquicas de Judá y de Israel son diferentes. Judá adoptó sin problemas la forma de una monarquía dinástica, basándose en las promesas hechas por Natán a David de que Dios afirmaría su trono de generación en generación. 4. En cambio en Israel parece que el rey tenía que ser aceptado por un consejo de ancianos, idéntico al que se decidió a elegir por rey a David. Es una versión en que el poder se democratiza, que se sitúa en continuidad con la elección de los jueces libertadores, reconocidos por su valor. Ese valor era un signo de la bendición de Dios. Jerusalén era el centro gubernativo. El sucesor de Salomón es Roboam. La sucesión al trono en la corte de Judá parece haberse realizado sin dificultades, no había oposición de los cortesanos o habitantes del estado de Judá. Pero en Israel, las tribus no veían como natural que el rey de Jerusalén fuera automáticamente el rey de todos (incluídas ellas). Pedían ser consideradas y escuchadas en sus demandas. Ya es sospechoso el que Roboam tuviera que viajar a Siquem (1 Re12,1) al parecer para que allí le confirmaran como rey, en vez de recibir en Jerusalén a los representantes de las tribus del norte. Es probable que con la muerte de Salomón Israel tomara una actitud "pasiva" y Roboam tratara de despertar el interés por su persona en el Norte. Siquem era una ciudad que antes pertenecía a los orgullosos estados-ciudad cananeos en el centro de Efraim y sede de la asamblea que presidió Josue (Jos 24). Era análogamente similar al centro judaíco de Hebrón, pero como centro de las tribus israelíticas. Allí se centró el acto de autoconsciente afirmación frente al sur, frente a la sede de Jerusalén. Los israelitas piden más libertades a Roboam (hijo de Salomón) y le dicen: "Tu padre hizo pesado nuestro yugo" (1 Re 12). Pedían menos burocracia centralista y más libertad. Roboam fue poco diplomático y se dejó influenciar por sus consejeros más jóvenes. Roboam pide tres días de reflexión, envía a su casa a la asamblea popular de Israel y realiza un consejo con sus personajes más allegados. Desecha el consejo de los ancianos (consejeros de Salomón) para que tenga moderación y sigue el consejo de los jóvenes ("Diles: ¡mi padre os azotaba con azotes, pero yo os azotaré con escorpiones!"). El rey fue muy imprudente al dejarse llevar por el consejo de los más jóvenes. Lo que sucede luego no sorprende: Israel, las tribus del norte, se apartan al instante de Roboam. La asamblea de Siquem se disuelve. Roboam envía un embajador (Adoniram) para intimidar a los israelitas, pero éstos lo apedrean, quien alcanza a subirse a su carro para huir rápidamente a Jerusalén. Roboam también huye. Se consumó el cisma. No hubo otro intento de unión personal. Judá se mantuvo en la línea de David, permaneció junto a la familia de David, a quien en otros tiempos habían entronizado confiadamente en Hebrón. Israel pensaba y actuaba en Siquem con sus propias ideas. Una cosa tenía claro: debía haber un nuevo rey, pero de Israel, un hombre con energía, que estuviera decidido a ejercer una política independiente frente (o quizás contra) a Judá. Cuando se consumó la ruptura en Siquem, ese hombre ya se había encontrado: Jeroboam.
Jeroboam:
Este lenguaje podría entenderse en el sentido de que ya en tiempos de Salomón iba a producirse la ruptura. Y Jeroboam hizo intentos en este sentido. Por eso 1 Re 11,40 dice que Salomón trató de dar muerte a Jeroboam. Apenas escapó Roboam a Jerusalén, los israelitas proclamaron como rey a Jeroboam. La tradición del AT, considera la notificación de Ajías como un acto de designación realizado por Yahvé. El pueblo proclamó en Siquem al nuevo rey; no se habla de unción. Jeroboam llegó a ser rey al estilo de Saúl: por designación y aclamación. David y Salomón fueron ungidos y aclamados en un solo acto y así quedaron legalmente entronizados. Con Roboam no debió ocurrir de modo diverso. Se mantuvo el principio dinástico de David. En Israel también se llega a varias estructuras dinásticas; pero de modo regular cada fundador de dinastía es designado rey por un profeta. Además casi regularmente la designación profética estimula al interesado a exterminar de raíz a toda la familia del rey en funciones para evitar que queden descendientes. Este elemento carismático (designación del profeta) daba a la monarquía de Israel cierta inestabilidad. Por tanto, no podemos hablar de "la" monarquía en Israel mezclando a Judá con el Norte. Injustificadamente se les exige a los reyes de Judá la designación profética o se manifiesta extrañeza por la poca conciencia dinástica en Israel. En el Sur hay una tradición más dinástica y en el norte una más carismática. También si la idea del Mesías se vincula "globalmente" con la realeza del AT, se derivan dificultades con respecto a Israel, donde falta todo tipo de apoyo. En cambio las circunstancias apropiadas para la idea mesiánica se dan única y exclusivamente en Jerusalén. Se trata de monarquía de dos ligas tribales estructuralmente diversas. En esta situación tensional está uno de los motivos de las constantes críticas sobre la monarquía, que nacían de Israel, pero que al extenderse a Judá desestimaban las raíces históricas y no comprendían la soberanía davídica. Pues Judá estaba de parte de sus reyes. Fue la teología deuteronómica la que enjuició globalmente la realeza del AT, al transferir también a Judá los principios norte-israelíticos. Por esta razón se debe seguir de forma separada el curso de los acontecimientos en ambos estados parciales.
Roboam:
En el Norte:
Jeroboam de Israel muere el año 911. Le sucede su hijo Nadab que dos años más tarde es asesinado por Basá. Basá creyó que podía atacar al reino de Judá. Para eludir esta amenaza del Norte, el rey Asá de Judá usó la diplomacia dirigiendo contra Israel a su vecino del Norte, a Damasco. Asá sale victorioso de esta alianza, y logra ampliar su frontera hacia el Norte conquistando Ramá y Mispá. Por su parte Damasco se quedó con el norte de Israel y luego con la Transjordania (hasta el país de Neftalí). Asá es alabado en el libro de los Reyes por una reforma religiosa, haciendo destruir los ídolos de los altozanos en Judá y Benjamín. El libro de los Reyes, de redacción deuteronomista juzga a los reyes en función de su fidelidad a Yahvé, el único Dios.
En el Norte, Jeroboam elevó al rango de santuarios estatales los dos santuarios de Bethel(2) y de Dan (1 Re 12,26-32) , situados por tanto en las fronteras extremas sur y norte, así ya no tendrán que bajar hasta Jersualén. Dan se tranforma en capital de Israel bajo Jeroboam (1 Re 12,25; 14,17), Omrí (1 Re 16,24) y Ajab (1 Re 18,45) y otros. En 1 Re 12,28 Jeroboam fundamenta su decisión: "Basta ya de subir a Jerusalén. Este es tu dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto!". Surge una religión estatal que centraliza el culto en imágenes de Becerros de oro(3). Esta manipulación política de la religión por parte de Jeroboam provocó la aparición de los profetas, que designaban nuevos reyes. Acerca de las medidas militares de Jeroboam no se sabe mucho ni de algún avance agresivo hacia los estados vecinos.
La invasión de Sosaq a Jerusalén (donde estaba Roboam: 1 Re 14,25-28): Se trata de un acontecimiento que conmovió a los dos estados de Isarel y de Judá, aunque el relato del AT sea parco y breve. En quinto año de gobierno de Roboam en Jerusalén (925 aC), el rey de Egipto, Sosaq marchó sobre Jerusalén y saqueó los tesoros del templo y del palacio real. Sin embargo, Roboam pudo reponerlos después parcialmente (1 Re 14,25). Sosaq había acogido a Jeroboam cuando huía de Salomón. Sosaq quería reafirmar la autoridad egipcia en Asia y por eso buscaba invadir ahora Judá e Israel. Pero parece claro que el rey egipcio no conquistó ni ocupó Jerusalén. El rey habría llegado hasta Jerusalén, donde Roboam se humilló, de tal modo que en atención a ese gesto no quedó aniquilado. Roboam rescató la ciudad mediante un tributo alto y no habría sido el farahón el que echó mano al tesoro del templo, sino el mismo rey de Judá, para salvar a la ciudad y su reino. Sosaq no fue capaz de proseguir su avance y restablecer el imperio egipcio en Asia. La debilidad interna de Egipto lo impidió.
(1) Las noticias sobre la época postsalomónica son escasas. Mientras que de los 80 años de los reinados de David y Salomón hay muchos documentos en el AT (desde 1 Sam 16 hasta 1 Re 11), sólo la segunda mitad de 1 Re (1 Re 12-22) se ocupa de la complicada época que llega hasta la mitad del s IX aC. Por tanto tenemos 11 capítulos que abarcan casi 75 años. De ahí que de muchos hechos, sólo se mencione algún aspecto. De lo más que se narra es del cambio de rey en cada época y sobre la lucha del profeta Elías contra el culto de Baal en Israel. Se da menos espacio a la política exterior. (2)Recordemos que en Bethel el sacerdote oficial advirtió al profeta Amós que se encontraba en un "santuario del rey" en una "casa del rey" (Am 7,13). (3) El libro de los Reyes no se cansa de fustigar este pecado de Jeroboam.
|