Indice                                            EL PROFETA AMÓS                   Página Principal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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(Versión al 2.5.2000; amos.htm)

 

XXV) El profeta Amós.

Jeroboam II (786-746) de Israel

y el el profeta Amós

(2 Re 14,23-29)

 

A Joas le sucede en Israel su hijo Jerobam. Se le suele llamar Jeroboam II, para distinguirlo del primer rey del norte. En esta época de Jeroboam II aparece el profeta Amós y también Oseas. El reinado de Jeroboam es muy largo. Después le sucederán una seguidilla de reyes que durarán muy poco hasta que definitivamente Asiria arrasa con Samaría en el 721 y se terminará el reino del Norte.

Estos profetas clásicos dan una visión interior de la sociedad israelita, dejando en claro que el estado del Norte, a pesar de las apariencias saludables, estaba interiormente podrido, había una descomposición social, moral y religiosa. La prosperidad del siglo octavo, era de hecho, la última reanimación de una enfermedad mortal.

1) La persona del profeta Amós:

Amós actúa según Am 1,1 en tiempo de Jeroboam II, su gobierno logra éxitos políticos y económicos. Amós percibe que el peligro vendrá por el lado de los Asirios. Jeroboam construye fortificaciones con lujo...en ébano y marfil, lapizlázuli, cristal tallado y oro. Este lujo estaba sostenido por un gran comercio. Amós se impresiona por el lujo de las construcciones en Samaría (5,11 y 3,12-15). Percibe la hipocresía de los jueces que se venden (2,6; 5,7.10-12); que los acreedores reducen a la esclavitud a sus deudores (2,6), y que los comerciantes son "devoradores de pobres" (8,4-6). Dios llama a Amós para fustigar los vicios y pronunciar un juicio de moral social.

Es originario de Técoa, una aldea de Judá. Se discute si Amós era un pequeño pastor de rebaños o más bien un ganadero. Es probable lo último, por su gran cultura en sus escritos y amplitud de conocimientos. Esto no quita que conozca muy de cerca los detalles de la vida pastoril y defienda los derechos de los pobres.

Se designa como cultivador de sicomoros (7,14). Pero como éstos árboles no crecen en Técoa, se puede deducir que era un hombre viajero, hacia la costa del Mediterraneo. Es un hombre culto que conoce el mundo de su tiempo.

Desde Técoa es llamado para profetizar en el Norte, donde actúa en el Santuario de Betel, también en Samaría. Algunos(1) piensan que su actividad parece ubicarse en un período largo (765-735) con breves intervenciones. Otros resumen su actividad en pocos meses. Probablemente se retiró a su antiguo pueblo después del conflicto con el sacerdote de Bethel: Amasías Am 7,10-17.

Tarea: revise en los profetas, cuáles actúan en el norte y cuáles en el sur. Vea también las ciudades de origen de ellos, ¿se ubican en el norte o en el sur?

 

2) Su mensaje:

Anuncia una catástrofe decenios antes de su llegada, en medio del "boom" político-económico, es por tanto algo que va mucho más allá de profesías anteriores. Ya no basta con cambiar la dinastía. La decadencia generalizada lleva a un colapso total.

Dios mismo toma la iniciativa y "visita" o mejor dicho "pasa revista" a su pueblo (3,2). Si en esta visita lo encuentra cargado de crímenes y rebeldías, no puede pasar de largo, e Israel tendrá que prepararse a "afrontar a su Dios" (Am 4,12). Y serán los Asirios quienes ejecuten este juicio divino (la espada: 9,4). Israel está interiormente podrido (8,1-3).

Según v. Rad, lo que Amós echa de menos en las clases superiores es algo muy íntimo. No es tanto el hecho de usar perfumes costosos o lechos lujosos. Amós apunta hacia una actitud de fondo: la compasión solidaria con los acontecimientos del pueblo de Dios, con los más pobres(2).

La vida buena no sería tan criticable en sí. El problema es que se hace a costa de falsear las medidas y las balanzas (8,5), o vender a inocentes como esclavos (2,6) maltrato, despojo, corrupción de jueces que aceptan regalos (5,7.12).

No está en contra del culto en sí. Pero critica el culto de Bethel y Guilgal que busca dar falsas seguridades y que separa fe y vida. Pero no pretende que se acabe el culto, sino que se purifique, y que haya coherencia fe-vida.

Anuncia que "el día de Yahvé" no será luz, sino tienieblas (5,18-20) Habrá un castigo, y que en definitiva será la destrucción de Samaría en el año 721. Pero quedará un resto: "Quizá Yahvé tenga piedad del resto de José" (5,15; cf. 1 re 19,18).

Al final muestra la posibilidad de salvación en 9,8: "Voy a exterminar al reino pecador de la tierra, aunque no exterminaré del todo a la casa de Jacob".

En el Salmo 51 se nos invita a reconocer la culpa, pedir perdón y pedir la gracia. Amós prepara la conciencia cristiana: más allá del pecado está la gracia.

 


(1)Cazzeles

(2)V. Rad, teología del AT, II, 175.


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