Indice DESDE JEROBOAM I HASTA OMRI Página Principal |
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(Versión al 2.05.2000; omri.htm) XVIII) Desde Jeroboam I hasta Omri (926/25 822/21)(1) Fuentes: Libro de los reyes de Israel: 1 Re
15,27.28; 1 Re 16,9-12.15-18.21.22 En el estado de Judá la dinastía de David siguió inquebrantablemente y firme. La pregunta por la sucesión estaba solucionada desde el principio. Pero en el reino del norte se demoró hasta que llegaran a una dinastía. En Israel, con la subida al trono de Jeroboam se estableció un cierto "principio de elección", donde uno que haya sido designado por un profeta era aclamado por el pueblo y elevado a rey, así como había sucedido con Saúl. (Ver la sinopsis de los reyes de Israel y Judá entre Jeroboam y Omrí). En Israel, el principio de "elección de rey" era bastante más traumático. Cada nuevo rey intentaba fundar una dinastía nueva matando a los familiares del antesesor. Y sucedía que algún profeta que era más cercano a los opositores del rey vigente designara un nuevo rey. Y como el rey vigente no iba a renunciar por su cuenta, el futuro rey se imponía con violencia, asesinando a todos los familiares del rey vigente, para asegurarse que no se generaran resistencias. A veces sucedía que subían al trono "usurpadores" que no habían sido designados por ningún profeta. La inestabilidad del reino de Israel se nota en que de los diez y nueve reyes del norte, ocho de ellos fueron asesinados. Y sólo a dos reyes: Omrí y Jehú les resultó fundar una dinastía que perseverara por más de dos generaciones. Jeroboam I reinó 22 años en el Norte, y sobrevivió o superó a Roboam quien gobernó por 17 años en el sur.
XIX) La dinastía de Omrí en Israel (1 Re 16,23-34) Omrí llegó a ser rey de Israel durante 12 años. Llegó a ser rey por decisión mayoritaria. No se nos ha transmitido una designación profética. Después de la muerte de Jeroboam hubo inestabilidad en Israel. Omrí era el personaje que logró aglutinar. Con Omrí se da comienzo en Israel a una primera dinastía auténtica que se mantuvo por algunos descenios. En 1 Re 16,23-24 se dice que residió 6 años en Tirsa y después compró la compró la montaña despoblada de Samaría, donde fundó la ciudad de Samaría, que será la capital de Israel hasta su caída como último bastión en el 721, bajo el rey asirio Sargón II. Samaría está ubicada estratégicamente. Omrí imitó a Davi con el traslado de la capital. Pero las circunstancias eran más favorables para Omrí que para David. Pues Omrí, no recibió como David una ciudad ya poblada con sus instituciones y su gente. Comenzó algo nuevo y pudo plasmar en ella sus ideas propias. Está a 8 Km al norte de Siquem. El cerro de Samaría es altísimo y tiene una vista hacia todos los lados y hacia todos los valles. In Is 28 se describe acertadamente a Samaría como "arrogante corona sobre un fértil valle". Los reyes sucesores de Omrí la fueron adornando, como Ajab, sucesor de Omrí que edificó una "casa de marfil" (1 Re 22,39). La Escritura es dura en su juicio hacia Omrí. Su hijo Ajab se casó con Jezabel (1 Re 16,31). Pero se puede decir que la gran obra humana-política de Omrí fue la construcción de una nueva capital: Samaría. El rey debió impresionar a la poderosa Asiria que todos los sucesores fueron llamados "hijos de Omrí". Omrí selló una alianza con el rey de Tiro, mediante el matrimonio de su hijo Ajab con la hija del rey de Tiro, Jezabel (1 Re 16,31). Tiro ofrecía a Israel la salida al mar de los productos agrícolas y a su vez Tiro quería tener un contrapeso al poder de Damasco. Pero este matrimonio tuvo consecuencias religiosas. Jezabel veneraba a Baal, y Ajab (875-853) construyó en Samaría un templo a Baal como santuario oficial para todo Israel. Esto fue el reconocimiento oficial de la religión de Baal en Israel. Esto motiva un contramovimiento de los círculos fieles a Yahvé. Surgen con fuerza dos profetas: Elías y Eliseo: 1 Re 17-2 Re 8. Jezabel era proselitista y buscó convertir el culto de Baal en religión oficial. Algo novedoso(2) de esta época será que los yahvistas leales fueron perseguidos (1 Re 18,4). Los profetas de Yahvé se vieron sometidos a represalias por anunciar la palabra de Yahvé. Como consecuencia algunos profetas cedieron a la presión y se contentaron con decir sólo lo que el rey quería oír (¿22,1-28: ¿Jer?; Jer 23,9), esto será una de las características del falso profeta.
XX) El tiempo de la dinastía de Omrí (882-845)(3) Fuentes: La dinastía de Omrí estuvo por más de 30 años. Después de la muerte de Omrí subió al trono su hijo Ajab y después su nieto Ocozías y Joram. Después de 6 años de gobernar en Tirsa, Omrí compró la montaña de Samaría. La política de Omrí frente a los cananeos e israelitas fue de dualismo y sincretismo. Toleró los cultos cananeos. Incluso erigió un templo a Baal en Samaría (y en los templos a Jahvé de Dan y Betel instaló una imagen de toro [Os 8,5.6]. Por eso el autor del libro de los reyes es muy crítico frente a Omrí desde un punto de vista religioso. Ajab continuó la política de su padre y no lo contradijo en nada. Renovó el palacio de Samaría con objetos de arte (1 Re 22,39), tratando de imitar a Salomón también frente a los mujeres extranjeras, les puso templos a sus divinidades. Así instaló para su mujer Jezabel un templo al dios de Tiro: Melkart (en el AT se le llama Baal). Al igual que su padre toleró que los residentes cananeos tuvieran sus cultos cananeos y participó también de ellos. Así se llega a un sincretismo religioso dentro de la población israelita. Esto genera una reacción contraria en círculos fieles a Yahvé y cuyo exponente era el profeta Elías. Y cuando durante una fuerte sequía se buscaba al dios Baal del tiempo, Elías anunció que la sequía era consecuencia de que al lado de Yahvé (que es celoso), se toleraba y veneraba a Baal. No es Baal, sino Yahvé el que regalaba la lluvia. Elías logró que el templo de Baal sobre el monte Carmelo, que tenía una población mayoritariamente más cananea se transformara en un santuario yahvista. En un enfrentamiento fuerte entre Ajab y Elías -en que Elías anunció el fin de la casa de Omrí- se llegó cuando Ajab condenó a muerte a Nabot, que tenía una pequeña viña en Jesreel. Nabot se había negado a vender a Ajab la tierra heredada de sus padres. Y como los terrenos de los infractores graves de la ley que eran condenados, pasaban a la corona, Ajab hizo condenar a muerte a Nabot para usurparle su tierra. Elías se opone a este poder absoluto de los reyes en Israel, ya que en Israel el rey también debe someterse a la ley divina (1 Re 18,21). Frente al Estado de Judá, Ajab continuó una política de paz de su padre y estableció con Josafat de Juda una alianza. Así Israel tenía paz con Judá y con los reinos fenicios del norte. Podía así defenderse de un peligroso vecino del norte: el estado arameo de Damasco, con el cual hubieron algunas escaramuzas. Pero esas reyertas se silenciaron cuando comenzó a crecer el imperio Asirio, que a lo largo del siglo IX se fue transformando en la potencia más fuerte del Oriente. El año 853, once estados chicos enfrentan a las tropas de Salmanasar III. Entre los aliados estaban los reyes de Damasco y de Israel. Ajab es nombrado en una inscripción de Salmanasar. Estos aliados pudieron repeler en parte el peligro asirio, pero la sombra asiria comenzó a crecer. Ver la sinopsis de reyes en Israel y Judá durante Omrí y Ajab. (1) METZGER, Martin. Grundriß der Geschichte Israels. Neukirchener Verlag, (9)1994, p 105-106.(2) Los profetas anteriores (Samuel, Natán, Ajías de Silo etc. habían reprendido a sus reyes respectivos sin sufrir el menor castigo.(3) METZGER, Martin. Grundriß der Geschichte Israels. Neukirchener Verlag, (9)1994, p 107-112. |