"Cuenta la Leyenda, que hace muchos años, a una pequeña aldea situada en la hoy llamada Sierra de Béjar, llegaron un hombre y una mujer. Él provenía de las frías tierras del norte, y ella de las cálidas tierras del sur.

Ambos eran hijos de Reyes, y jamás se habían visto. Los Magos de sus respectivos Reinos, habían leído en las estrellas, que el encuentro entre ellos se debía de producir. Tenía que ser un encuentro breve. Desde el amanecer de un día, hasta el atardecer del siguiente. Estaba escrito en el firmamento.

El Príncipe y la Princesa se encontraron. Se miraron y se dieron la mano. Intercambiaron una sonrisa, y se dirigieron a la casa, donde pasarían la noche. Era una casa construida en barro, piedra y madera, y había sido elegida por la Princesa, como así estaba establecido. Era una casa pequeña, sencilla, y muy acogedora.

Entraron en los aposentos, y se produjo el intercambio de regalos, como así lo habían decidido los Magos. Él le entregó un pequeño cofre con oro y plata, y ella una bonita capa de color azul, tejida en los mejores telares de su Reino, junto con un frasco de perfume elaborado con las mejores esencias.

Una vez hecho esto, la Princesa salió de la habitación, y al momento regresó con una "Candela", la cual encendió y colocó en el suelo. La candela estuvo encendida durante toda la noche, y la luz que desprendía, llenaba la habitación de un embrujo especial. Se cogieron de la mano y se sentaron sobre la cama. Allí permanecieron largo tiempo, mientras miraban las estrellas a través de la ventana de la habitación. Esa noche brillaban con gran intensidad en el cielo. Apenas intercambiaban palabras. Solo miraban el cielo y se miraban entre ellos. Entonces juntaron sus labios.......

Al día siguiente, todo había terminado, y cada uno debía de partir a su lugar de origen, como así estaba escrito. Cuenta la Leyenda, que llegado ese momento, el hombre y la mujer se abrazaron y comenzaron a llorar. Lloraron y lloraron sin parar. Lloraron tanto que sus cuerpos fueron quedando secos y deshidratados, y de sus lágrimas surgió un manantial que se convirtió en río. Se dice que lloraron de "amor verdadero."


De la "candela" que encendió nuestra Princesa, surgió el nombre del pueblo de CANDELARIO, lugar donde transcurrió todo, y que hoy día es uno de los pueblos más visitados de la Provincia de Salamanca. De las lágrimas de aquel hombre y aquella mujer enamorados, surgió el Río CUERPO DE HOMBRE, que hoy día fluye por sus tierras. Gente del lugar, nos comenta, que en las noches del mes de Septiembre, junto a la orilla del río, aún se puede escuchar el llanto de los enamorados.

Sus Casas Rurales son las más solicitadas de España, y en cierto modo recuerdan a aquella en la que nuestros protagonistas pasaron la noche. A ellas acuden todos los años, infinidad de parejas, intentando encontrar el encanto y romanticismo que se respira en el bonito pueblo de Candelario.

La noche que vivieron aquel hombre y aquella mujer, tuvo que ser una Noche Mágica en la que sintieron el amor verdadero. Y es que el Amor, cuando es verdadero, quizás sea corto en el tiempo, pero tan intenso, que no puedes encontrar espacio donde meterlo. Al fin y al cabo, es como si lo hubieras tenido toda la vida.

© 1999